18. [Paseo por Aspen]

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18. [Paseo por Aspen]

Eliot:

La cena había terminado, ya me encontraba camino al hotel, pensaba que de seguro Leanne ya se había dormido, pues eran las once, hablando de negocios y firmando papeles me había distraído.

Lo único bueno era que ya había cerrado el trato con la maquinaria, todo salió bien y aceptaron darnos las máquinas que necesitábamos para la construcción.

Mientras manejaba mi mente fue a parar a otro lugar, específicamente a una mujer, que sin tapujos me ofreció sexo a cambio de un puesto seguro, de mi aporte y ayuda en su nueva empresa.

« ¿Seguían existiendo mujeres así? »

Jamás le faltaría a Leanne, aunque muchas mujeres preciosas me ofrecieran cosas indecentes, no sería capaz, era mi mujer, o al menos ya lo iba a ser, no le faltaría a mi novia. La amaba mucho para hacerle algo así.

[ Horas antes en la cena...]

— Entonces con esto cerramos el trato señores, fue un placer cenar con ustedes — Hablé después de proponer un brindis, los representantes de la empresa que nos daría las máquinas para la construcción de mi parque acuático habían aceptado la comisión que les ofrecí para que fueran parte de mi proyecto.

— Fue un placer señor Ness, agradecemos también lo generoso que es. — Dijo uno, el abogado que traía los papeles correspondientes. Sonreí porque se referían al dinero extra que les pagué.

— No hay de que, que tenga una agradable velada. — Me despedí de los tres caballeros que estaban en la mesa, dejé dinero para cancelar la cuenta y me fui al estacionamiento por el auto.

Al llegar y ver parqueado el vehículo que alquilé, me encontré con una mujer alta, morena y de vestido escotado, esta se acercó a mí y me habló:

— Mucho gusto Eliot — Me dijo y me dió la mano en forma de saludo formal.

— Señor Ness, le agradecería que respete mi nombre, pronto me casaré, además no la conozco. — Dije después de darle el saludo.

— Lo siento, pero un hombre tan guapo y con tanto poder, es poco creíble que esté comprometido.

— Pues créalo señorita....  — hice una pausa, no sabía su nombre ni su apellido.

— Amanda — Respondió la joven, una mujer de grandes pechos, cabello negro y la piel morena que ya había visto, era bonita pero no tanto como Leanne. — Amanda Jiménez.

— Mucho gusto, creo que conozco su nombre de algún lado. — Dije y me arrepentí, creo que le di esperanzas porque sus ojos brillaron con emoción.

— Claro, estoy empezando con mi pequeña empresa, tal vez ha escuchado mi nombre entre conglomerados, soy mi propia jefa. Trabajo por mi propia cuenta de forma independiente.

—  Tal vez sea por eso. Dígame ¿En qué puedo ayudarle?

— Me gustaría que me dé su apoyo. Necesito un socio que tenga el dinero y los contactos que usted tiene, mi meta es llegar a ser una de las mujeres más influyentes en el mundo del marketing — Amanda tenía un acento leve cuando hablaba, no sabía bien de dónde venía.

— ¿A cambio de qué? ¿Qué ganaría yo? — Después de hacer mi pregunta, vi una sonrisa macabra en la boca de la señorita.

— Pídame lo que quiera, yo le cumplo. Estoy disponible para lo que sea.

Oscuros Pecados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora