28. SRh01 y ZK02

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MIKHAIL

-¡Davina, despierta! ¡Maldición despierta!.

Grito desesperado sintiendo un taladro perforar brutalmente mi pecho al ver que no reacciona. Se ve tan débil, tan delicada que todo se me contrae. Todo quema en mi interior. La situación empeora cuando una tembladera repentina abarca todo su cuerpo como si estuviese sometida a grados bajo cero.

Y es ahí donde mando al carajo la espera de la estúpida ambulancia.

-¡Hey! ¡No la muevas!...- hago oídos sordos al quién sea que me esté cuestionando cuando me paro con ella en brazos-¡Mía pon mi celular en el bolsillo de mi pantalón, ahora!-impongo frente a ella.

Hace caso y sigo mi camino, con las voces de todos aún cuestionándome, que para ser sincero me vale mierda, hasta llegar a una camioneta que para buena suerte mía está intacta.

La coloco en el asiento del copiloto y le abrocho el cinturón. Subo a la camioneta, conecto los cables para encender el motor y salgo por las puertas de la FEME a máxima velocidad donde me encuentro a varios agentes de Legión y Géminis en mi camino.

Mi prioridad es llevarla al hospital de Pride que se encuentra en el centro de Valencia por lo que me importa un quintal de mierda si los atropello.

«Ella es la mejor así que merece el mejor hospital del puto mundo»-pienso.

Y ese es Pride.

Cada organización de la Orden de los Cinco tiene sus propios hospitales, reconocidos como los mejores del mundo por la avanzada tecnología y los mejores doctores que tienen. Pero nuestros hospitales son lo mejor de lo mejor. Nadie nos supera. Y eso es gracias a la mejor doctora que existe en la fas de la tierra que trabaja para nosotros.

-No...no...-suelta pequeños balbuceos casi inaudibles al tiempo que veo su cuerpo temblar más agresivamente.

-¡Joder!

Tomo el celular y llamo rápidamente a la directora del hospital mientras me adentro a la ciudad.

-¿Hijo? ¿Eres tú?

Escuchar su voz, después de años, me reitera que seguiré alimentando el desprecio que le tengo.

-Hijo si eres tú, por favor solo...

-Cállate.-miro a Davina para recordarme que ella es la prioridad ahora.-Estoy llegando a tu hospital, recíbeme en la entrada con una camilla, los mejores enfermeros y sobre todo tú estate ahí.-ordeno respirando hondo repitiéndome una y otra vez "esto es por ella" y no mandar a la mierda a mi progenitora, que ganas no me faltan.

-¡¿Dios, estas herido hijo?! ¡Te sientes mal!-pregunta angustiada y niego con la cabeza sonriendo con ironía.

«Si así te hubieses preocupado por nosotros hace años todo sería distinto».

-Yo no pero mi acompañante sí.

-Menos mal no...

Corto la llamada.

No quiero hablar más de lo necesario con ella.

Continuo manejando rápidamente pasándome cualquier tipo de señal de tránsito hasta que escucho la voz de un oficial pedir que me estacione. Hago caso omiso continuando pero repentinamente dos coches policiales me cierran el camino de la calle lo que me obliga a frenar brutalmente.

Los policías bajan de sus coches con arma en mano llegando hasta mi ventanilla.

-Señor a excedido el límite de velocidad, por favor sus documentos.-ordena uno de ellos y sonrío burlonamente.

Caos (Duología Desastre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora