18. Cazando a alex

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DAVINA

Intento levantarme mientras veo como el hijo de puta va trepando la escalera rápidamente al tiempo que un hombre del helicóptero toma una ametralladora y nos empieza a lanzar una lluvia de disparos sin tregua alguna.

En estos momentos el miedo no puede caber dentro de mí, por más que aún mantenga los nefastos y confusos recuerdos dentro de mi mente así que dejo que la adrenalina se apodere de todo mi sistema.

Por instinto de supervivencia me arrojo contra un pequeño muro, que no mide más de un metro de altura, y lo uso como escudo contra las balas. Mikhail hace lo mismo acomodándose a mi lado.

—¡Mierda!—maldice mikhail al tiempo que presiona el botón del intercomunicador—¡Becker, derriba el maldito helicóptero!

—¡No puedo! Mis hombres y yo aún segui...—la línea se corta pero se enlaza luego de unos breves segundos—seguimos peleando. ¡Dime que capturaste al puto de reiner!

—¡Está en el maldito helicóptero!—grita asomándose por el muro con cuidado ya que los disparos acaban de mermar. Hago lo mismo y me doy cuenta que no hay nada que hacer.

Reiner ha llegado al transporte y este se va alejando.—¡Maldita sea, no!—Mikhail se para del piso cogiendo su pistola y corre disparando directo al vidrio donde se encuentra el piloto. Llega al borde del techo y continúa disparando pero de nada sirve.

Él ya se ha ido.

—¡Demonios!—por la línea escucho el gruñido de Becker. Está furioso.—¿Pero qué mierda pasó? ¡Lo teníamos en la mira!

—¡Lo sé! ¡Y créeme que lo voy averiguar ahora!—cuelga la línea, guarda su arma y se voltea dedicándome una mirada llena de furia e ira pura.

Empuña una mano y con la otra se agarra el cabello con fuerza por unos segundos mientras camina hasta llegar a unos pasos de mí.

—¡¿Que mierda te pasó?! ¡Tenías una puta pistola en la mano y no la usaste!—me reclama—¡Ni si quiera le enterraste un puto tiro a ese perro!.

Su pecho sube y baja con intensidad, la respiración de Mikhail está tan acelerada que puedo escucharla claramente, su mandíbula apretada y sus ojos parecen que fueran llamas de fuego.

Mikhail está más que furioso y sé que todo es mi culpa.

—Yo...—las palabras no salen de mi boca porque no sé que explicación darle.

Se supone que debí capturarlo fácilmente pues tenía la ventaja de portar un arma pero los malditos recuerdos y la insinuación de reiner me dejaron paralizada y helada. Eso nunca me había pasado y ahora me pregunto ¿por qué mis recuerdos recién están volviendo? ¿Por qué ahora y no antes?

—¡No te quedes con el pico callado! ¡Contéstame o'connell!—me exige ahora tomándome por los hombros con la rabia al ciento por ciento. —¡Soy tu superior, así que respóndeme! —la presión en mis hombros se hace más fuerte comenzando a dolerme.

—Peleamos, me quitó el arma y puso una navaja en mi cuello—es lo único que digo.

—¡¿Y qué?! ¡¿Eso es todo?! ¡¿Acaso no sabes quitarte una pinche navaja?! —ruge con braveza.

—¡Claro que sé hacerlo! Es solo que...¡mierda! ¡No lo entenderías!—le grito cogiendo sus manos y me zafo de su agarre.

Él no es el único que se siente enojado y frustrado. Yo también lo estoy, agregándole el asco que siento, porque no es fácil para mí pensar en la posibilidad de que fui violada cuando era una niña y que reiner sabe cosas de mi pasado que yo no. De solo recordar a reiner con esa maldita sonrisa en su rostro y hablándome con tanta seguridad de que no iba a dispararle causa que me hierva la sangre.

Caos (Duología Desastre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora