19. El coronel

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DAVINA

Estamos esperando en la entrada de Elite viendo la inmensa fila que se ha formado para ingresar mientras Noah estaciona su nuevo coche que adquirió la semana pasada según como nos comentó cuando nos preguntamos con que vehículo iríamos al club.

—Deja de bajarte el vestido,Mía, que te ves hermosa—le reprende Diana mientras se retoca el delineado con la ayuda de un pequeño espejo que lleva en la mano.

—Creo que lo elegí muy corto-se mira y continua—: Y creo que no me queda bien porque algunos de los de la fila están que me miran raro—Mía señala disimuladamente con la cabeza al tiempo que frota sus nudillos contra si mismos y mueve levemente la pierna demostrándonos a Diana y a mí lo nerviosa e insegura que se encuentra.

Confusas Diana y yo nos miramos porque ambas sabemos que no la están viendo porque le caiga mal el vestido sino por el contrario ,le cae espectacular, sin embargo es una lástima que no pueda verlo por sí misma.

Parece muy insegura con su cuerpo ya que cuando estuvo probándose mis vestidos ella alegaba, frente al espejo, que la prenda parecía no hacerla verla bien cuando la realidad era otra. O también cuando nos dijo que por favor nos volteáramos porque se sentía incómoda que alguien mirase su raro cuerpo.

—Mía, el vestido te queda perfecto—la tomo por los hombros para que me mire y deje de tocarse el vestido—Deja ya de alimentar las inseguridades que tienes y mejor enfócate en lo que te gusta de ti—le doy una sonrisa cálida que parece tranquilizarla.

Ella me sonríe y asiente tomando una profunda inhalación para después soltar todo el aire.

—Gracias. Creo que necesitaba esas palabras—dice al tiempo que aparto mis manos de sus hombros para corresponder el abrazo que ella me da. Soy un poco más alta que Mía lo que me permite colocar mi mentón sobre su cabeza.

—¡Ay, pero que lindo!—nos separamos cuando la voz de Noah se hace presente.

—Estoy de acuerdo con Noah—Diana la señala—Parecen un par de hermanitas—ríen ambas.

Sin perder tiempo entramos sin problema alguno al club ya que le dimos nuestros nombres al guardia de seguridad para que viera que somos agentes de Pride y nos dejara pasar directo pues todo aquel que perteneciera a Pride tenía ese privilegio en cualquier club siempre y cuando los dueños sean Mikhail o Becker.

Eso lo sé gracias a Noah que me lo comentó mientras conducía hasta acá.

La música y las luces es lo primero que nos recibe al entrar y sin querer mi memoria me lleva a recordar la noche que venimos Steve y yo para que pudiese relajarse.

¿Estará Steve vigilándome ahora? No puedo evitar preguntarme, aún no le he dado la oportunidad de que hablemos porque la verdad es que no hubo tiempo pero ya mañana le diré donde reunirnos para hablar, claro, si es que no surge ningún incoveniente.

Pedimos permiso a cada rato pues el lugar está repleto. Algunos beben en los sillones, otros bailan en la pista y otros simplemente están parados en los ricones besándose apasionadamente. Tomamos asiento en los taburetes de mesa del bar y pido tragos para todas excepto para Mía lo que causa que Diana y Noah me miren como diciendo «¿es enserio? Y solo me encojo de hombros.

—¡Vamos, una copa no le hará daño!—grita Noah para que la escuche pues la música está muy alta.

—No, está bien. ¡No quiero alcohol, solo deseo encontrar a los chicos!—Mía le responde a Noah a la vez que se voltea para buscar con la mirada a los chicos.

Caos (Duología Desastre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora