Caos (Duología Desastre #1)

20. Viendo estrellas y planetas

Hola mis amores💕.
Antes que nada quiero dedicar este capitulo a mi amado amigo que está de cumpleaños. Te amo math.

Bueno ahora si espero les guste el capitulo y no olviden votar, comentar y si pueden compártanlo con más personitas para que conoscan la historia de Davina y Mikhail donde el caos los asecha a ambos.

¡¡Ahora si a leer amores mios!!

Posdata: Enserio no olviden que los amo❤

Posdata 2: Pronto abriré un grupo de lectoras por facebook🙈🙊💕

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DAVINA

— El general no, pero yo sí.

La copa se me resbala de las manos.

«No puede ser...»

Su voz se repite una y otra vez dentro de mí. « ¡No esto tiene que ser un sueño!» En cuestión de segundos veo a mi alrededor todo dar vueltas junto a los momentos con Oliver Müller.

El primer hombre que despertó sentimientos en mí.

«Los muertos no reviven. No reviven.» El aire se me torna pesado lo que me cuesta respirar pero intento tomar inspiraciones profundas para controlarme.

—¿Davina?—trago saliva al tiempo que mis ojos se abren como platos cuando vuelvo a escuchar su voz después de años confirmándome que no estoy en un maldito sueño y que él no está muerto como creí.

Todo el cuerpo se me estremece, el estómago se me contrae y mi pecho parece un tambor con la descarga de adrenalina que libera mi cerebro.

Alzo la vista de golpe y cuando nuestras miradas se conectan miles de emociones arrasan dentro de mí.

Siento que todo a mi alrededor ahora se ha detenido exceptuando nosotros. Me levanto sin pretenderlo con la mirada aún clavada en sus ojos y como si mis piernas cobraran vida propia camino hasta que lo tengo justo frente a mí y lo abrazo, lo abrazo porque jamás creí volver a hacerlo.

«¡Dios, está vivo!»

Es lo único que puede repetir mi mente.

Él no se resiste sino por el contrario devuelve mi abrazo envolviéndome la cintura con fuerza mientras su otra mano se posa en mi nuca y reposa la cabeza sobre la mía.

—Oliver como es que...—sollozo.

—Estoy feliz de verte—«Yo igual» me interrumpe— pero este no es el momento ni el lugar indicado.

Y es justo allí donde el resto del mundo vuelve a existir para mí trayéndome de vuelta a la realidad.

Me separo de él dándome la vuelta. Todas las miradas de la mesa caen sobre nosotros con el ceño confundido excepto la de Mikhail que en vez de confusión solo hallo una mirada asesina, su mano está envuelta con fuerza en un puño y sé que está conteniendo la ira que yace en su interior.

—¿Ustedes se conocen?—preguntan Becker y el general Johnsson al unísono.

—Sí, general. Es una vieja amiga —contesta totalmente sereno a pesar de que ya se dio cuenta de la mirada asesina que le dan.

—Bien. Solo no vuelvan a mostrar este tipo de comportamiento a la hora de trabajo—dice el general.

Tengo varias preguntas en mi cabeza para él que quiero que me las responda ya mismo pero sé que tendrán que esperar porque como él dijo no es el lugar.