24. Theo Escalante

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DAVINA

La espalda me duele un poco, normalmente no suelo estar sentada por más de una hora pues siempre en Skype terminaba una misión y horas después me encomendaban otra.

Cinco horas seguidas no he parado de leer hoja por hoja los archivos de cada uno de mis soldados intentando hallar algún indicio que me ayude a saber quiénes son los infiltrados en la FEME.

—No se ve bien teniente Muñoz, debería parar un rato—me recomienda la pelirroja con la que comparto oficina.

Su nombre es Ximena Duarte, teniente del pelotón JR07. Tiene cara de santa, aquella que no mata ni una mosca pero cuando está en campo de batalla se transforma por completo según por lo que leído en su expediente, que si bien está mal ya que no pertenece a mi pelotón de todas formas iba a saberlo.

Mi celular vibra jalándome la vista. Lo cojo y veo un mensaje de Mikhail.

—Tienes razón, pararé para comer algo— me levanto cogiendo mi celular metiéndolo en mi bolsillo y salgo hacia el comedor de la FEME.

Bajo por el ascensor mientras acomodo mi cabello desarreglado.

Las puertas del ascensor se abren y emprendo hacia mi destino pero antes de salir del edificio el tono de llamada empieza a escucharse. Lo saco y el nombre que aparece en la pantalla de mi celular me hace llevar una mano a la boca y pone todos mis pelitos de punta.

¡Ay diosito!

Busco el baño. Entro y me aseguro que no haya nadie antes de ponerle seguro a la puerta.

—Hola Ben—es lo primero que digo cuando contesto.

—Hija mía, si no llamo tú ni te acuerdas que existo. —me reprende con una pisca de humor.

—Disculpa Ben, solo que he estado un poco ocupada.—contesto ya más calmada.

—Si ya me di cuenta.

—Entonces...¿a qué debo tu llamada?

—Tú sabes el porqué.

Trago saliva.

Miro al suelo negando con la cabeza. «Tonta». Ben es un fundador tiene ojos por todos lados solo era cuestión de tiempo que se enterara.

—Si ya lo sabes ¿qué esperas que diga? —paso mi peso de un pie a otro.

No seré hipócrita y le diré que lo lamento porque la verdad es que no lo hago. Lo volvería hacer las veces necesarias por Layla a pesar que no soy su persona favorita en estos momentos por lo que asumiré las consecuencias de mis actos incluso si quiere botarme de su organización, lo aceptaré.

—Quiero entender porque lo hiciste. Te conozco desde muy joven, hijita, si te uniste a ellos sabiendo las consecuencias que pueden traerte a ti y a nuestra organización debió ser un motivo muy fuerte que te impulso a aceptar ser miembro de Pride.

—¿Quieres saber por qué lo hice?—pregunto un poco sorprendida.

Bien, soy sincera y no esperaba esta reacción de él sino todo lo contrario, creí que me regañaría bien fuerte por tremenda barbaridad que cometí.

—Sí, solo sé lo que Frank me comentó.

Ya veo. Aparte de cobarde también en un chismoso de mierda, encima que le salvé la vida a manos de Mikhail y...¡esperen!. Siento como algo hace click en mi cabeza.

—¿Cómo es que Frank terminó cara a cara con el líder de Pride? ¿Lo enviaste a infiltrarse?

Escucho la fuerte exhalación a través de la línea.

Caos (Duología Desastre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora