Capítulo 14. Lazos por Herencia.

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Aun ardiendo en llamas, sentía el más intenso frio del vacío

Carrigan

Me pongo la camiseta con su olor impregnado en la tela mientras mi cuerpo vibra por la rabia. Quiero justificar mi arrebato, pero no puedo porque quiero vivir en transparencia, tener algo de paz mental y no me la ponen fácil.

Me repito una y otra vez que Nathaniel no es Arthur, que ambos son totalmente diferentes en todos los aspectos posibles. Que mi alma gemela es mi otra mitad para sumar y no restar.

Pero demonios, estoy cansada del suspenso, Arthur, Albert Cowen, Nessia, mis padres, mis amigos, Acacia... Mis inseguridades no las puedo borrar por mucho que quiera. Todos saben que soy una Hereje, ¿Por qué no puedo saber que es él?

—Esa no es la cara que esperaba ver. —espeta Rowan cuando me alejo de la habitación.

—Es la misma cara de siempre. —mascullo pasándole por el lado. Él se queda boca abierta.

Sigo por el largo pasillo dejándolo sin más nada que decir, bajo los escalones de la escalera descalza quedando estática cuando una mujer hermosa, de ojos azul grisáceo y cabello castaño está parada al fondo. Rowan se une a mí segundos después mientras ambas seguimos estáticas. A lo lejos escucho como Nathan maldice desde la habitación.

¿Ahora qué Dagda?

—Buenos días. —musito insegura.

—Carrie, ella es mi hermosa madre Simone Blanchard. —la presenta Rowan.

La presencia de Nate me hace reaccionar. Me quedo con mi mano aferrada al barandal con Rowan a mi lado.

Nate baja y se une a ella quien lo abraza y besa sus mejillas alzándose, ya que su hijo le lleva cabezas de altura.

— ¿Qué haces en After Flames? —masculla Nate tomando distancia.

—El consejo nos ha llamado. —acaricia su mejilla. —El virus se está expandiendo rápidamente y se han presentado más casos de criaturas infectadas. —su voz es suave, pero su tono se mezcla con amabilidad y poder.

— ¿Es tan grave?

—Los ha afectado directamente a los pulmones, no sabemos aún que es. —acomoda el cabello alborotado de Nate antes de dirigir su vista a mí. Vuelve a mirar a su hijo y le regala una pequeña sonrisa. —Sin embargo, antes de entrar en leyes y protocolos ¿Por qué no me presentas a la hermosa criatura detrás de ti? —murmura pícara. Pero la alcanzo a escuchar.

Rowan me codea.

—Estoy descalza. —digo en voz baja.

— ¿Y? —se ríe. —Estás en tu casa, no es como que esperaba encontrarte vestida tampoco. —replica molestando.

—No vivo enrollándome con tu hermano. —protesto.

—Aja, sí. —lo golpeo. — ¡Te creo! —ambos nos reímos.

Rowan pasa su brazo por sobre mis hombros y juntos bajamos el resto de los escalones. Mi corazón aumenta su ritmo y mis manos sudan.

—Simone, ella es Carrigan Byrne. —me presenta el castaño de ojos grises que no pierden brillo cuando se cruzan con los míos.

Nate se voltea, muerdo mi labio cuando alcanzo a ver los leves rasguños sobre sus brazos que deja ver la playera.

"—Secuelas, bestia". —intenta aligerar mis pensamientos.

"—Sigo molesta". —mascullo.

—Tu alma gemela. —responde Simon volteándose a ver a su hijo, este asiente. — ¡Eres más hermosa de lo que llegue a pensar! —exclama extasiada antes de aproximarse y apretarme contra ella. —Oh, bienvenida a la familia, tesoro. Ya me estaba preocupando de que Nathaniel quedara soltero el resto de su vida.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora