Capítulo 06. Que Pequeño es el Mundo.

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Nathaniel

Comenzaba a apreciar el gesto de los dioses al haber puesto a alguien como Carrigan en mi destino. Nos habíamos quedado charlando hasta que el sol saliera. Era una chica increíble, en todos los sentidos.

Tiene una hermana, y a pesar de haber perdido a su familia, ama mucho a sus padres adoptivos, recuperó contacto con su madrina con quien ha estado viviendo en el invierno. Tiene un perro y una gata.

Desde que conoció a sus amigos no se ha separado de ellos. Nicholas estuvo desde el primer día, por ello son tan unidos.

Le gusta mucho la música y ama el mar.

Ella no era un ángel, su alma ya estaba manchada por la magia que poseía y lo que había hecho con ella, sus mechones blancos habían sido un recuerdo de esto. Pero no le quitaba lo digna y leal que podía llegar a ser. Tampoco era un demonio; porque aún había luz dentro de ella, conciencia y sentimientos vivos.

Ella era una chica muy poderosa, sí, pero también seguía siendo ella, solo que mucho más fuerte. Y estaba unida a mí, era tan mía como yo de ella, y se sentía tan malditamente bien.

Entro a mi habitación. Aunque había aceptado la propuesta de Cowen y tendría mi propio espacio, venir a casa era la mejor opción. Carrie era una tentación andante y tenerla tan cerca para olerla, mirarla y sentirla me estaba enloqueciendo.

Acepto la llamada de Sabrina cuando mi móvil suena.

—Hey, Roux. —saludo.

—Pensé que te habías olvidado de los mundanos.

Ruedo los ojos. Camino hacia Kiki y coloco mi mano bajo ella, su piel brilla cuando la toco. Kiki lucia como una pequeña boa bebe, pero ella no era una serpiente común y corriente.

—No pensé que fueras sentimental.

—Puaj, jamás. —dice indignada. — ¿Qué tal estar rodeado de ingleses otra vez, muy aburrido?

—No entiendo porque ustedes los estadounidenses creen que los británicos son aburridos.

—Son demasiados refinados, correctos, ¿alguna vez te embriagaste en Gran Bretaña? No, verdad. Exacto.

Me rio.

— ¿Qué quieres saber...?

— ¡Detalles! Sé que ya la encontraste, ¿es tan buena en la cama que te olvidaste de nosotros?

Kiki se enrolla a mí y me siento sobre mi cama. Algunos rayos de sol se cuelan por la ventana y mi amiga busca el calor. Su piel parece hecha de material tornasol, haciendo que su piel negra brille con tonos en morado, azul y verde.

—Eres tan... tú. —niego y suspiro. —Y no, no hemos estado de esa manera. A pesar de que la conexión es increíblemente fuerte, todo va con normalidad.

— ¿Es linda?

—Uf —sonrío como estúpido. —, es demasiado hermosa, parece haber sido tallada a semejanza de una diosa.

—Quien te escuchara... —hace un sonido de asco. —Pero me alegro por ti, en serio... pero, aunque el momento es lindo, alguien estuvo preguntando por ti.

Me tenso enseguida. Kiki resopla sacando su lengua.

Asiento.

— ¿Quién? —mi tono se endurece.

—Uno de los amigos de Nessia. —su tono también parece ensombrecer. —Está muerta según las malas lenguas. —No digo nada. — ¿Lo sabias?

No, no sabía que había muerto... algo se remueve en mi estómago, pero no puedo aceptarlo hasta verlo. Hay cuchicheos que se escucharon muy fuertes durante el invierno.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora