Capítulo 24. Las Mejores Personas lo Están.

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"¿Quién decide qué es lo apropiado? Y si se decidiera que lo apropiado es llevar un besugo en la cabeza, ¿te lo pondrías?" —Alicia.


Despierto con dolor de cabeza y el cabello mojado, miro a mi alrededor y me sorprende no solo ver a Nathaniel, sino también a Rowan quien duerme abrazando el trasero de su hermano y a Galia, quien se encuentra acurrucada sobre el sofá a mi lado.

—Tienen que estar bromeando. —gruño empujando a Rowan que se sorprende yéndose hacia atrás, así cayendo de la cama. — ¿Qué hacen aquí?

— ¡Hey! —Mi enojo se baja cuando veo los rizos de Rowan convertidos en un nido—, tengo más derecho de dormir con mi hermano que tú—protesta tallándose los ojos. —. Primero fue sábado que domingo.

—Domingo es el primer día de la semana. —chisto abrazando a Nate, este ríe un poco antes de reposar su rostro entre mis pechos, su cabello también está húmedo. — ¿Por qué todos estamos empapados? —inquiero sin entender... ni siquiera recuerdo cuando me dormí.

Mi mente está totalmente nublada.

Galia farfulla tirando la sábana molesta y se sienta mirándome mientras craquea los huesos de su espalda.

—Porque tu mi querida criatura, parecías un maldito ogro negándote a tomar la medicina, además de los episodios febriles durante toda la puta noche. —resopla y sacude su cabello, mira hacia la mesita de noche y sonríe maliciosa. —Qué bueno que justo te has levantado a tiempo.

Miro hacia el reloj marcando las 10:15am.

Llevamos tres días y dos noches en la casa de Nathaniel, pero mis recuerdos son borrosos, entre el agua helada, el veneno, el antídoto y mis sesiones de sexo con Nathaniel.

Mis mejillas se calientan.

Se levanta y va hacia el frasco con líquido verde, mi corazón se dispara y me alejo por instinto, pero Nate me sujeta.

—Bestia, por favor colabora con nosotros. —murmura suplicando.

—No quiero... —niego sin dejar de ver la botella.

— ¿Qué está mal contigo? —resopla Rowan volviendo a la cama sentándose. —No debe saber tan mal. —bosteza.

—Métetelo por el culo entonces. —aprieto los dientes, incluso entierro mis uñas en los hombros de Nate, pero este no cede. —Me siento mejor, por favor no...

—Abre la boquita que viene el trencito, cariño. —sonríe Galia acercándose.

Mi estómago se revuelve mientras aprieto mis labios.

De ninguna manera.

La habitación se vuelve un caos mientras logro escaparme de los brazos de Nate, Rowan me persigue y Galia grita de frustración. Rowan me toma de los brazos, pero lo empujo y comenzamos a pelear sobre el piso del baño.

Intenta retenerme, pero lo aruño, él se queja y me suelta, lo tumbo y corro de nuevo a la habitación dispuesta a salir de este lugar.

— ¡Son unos mocosos! —se queja Nate saltando de la cama antes de tomarme subiéndome sobre su hombro dejando mi trasero al descubierto, solo estaba usando una camisa de Nate y uno de sus boxes.

Mi cara se prende entre la vergüenza y la cólera.

— ¡Bájame cavernícola de dos metros! —golpeo con mis puños su espalda.

—Compórtate, Bestia. —masculla golpeando mi nalga, chillo indignada. Rowan se ríe.

—Yo sí que los voy a matar. —sigo protestando, Galia se acerca y muevo mi cabeza salvajemente evitando que me acerque ese maldito antídoto.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora