Capítulo 01. Nuevos Comienzos.

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No lo entenderás hasta que te suceda a ti.

Enero 2020.

Carrigan Byrne

Mis pies pisan las hojas secas que crujen bajo mi cuerpo, el viento hiela mi piel. Toco los troncos que se alzan a mí alrededor sintiendo su textura corrugada.

"Carrie..."

Alzo la vista y veo pequeños puntitos brillantes levitando en el aire. Los sigo y estos se mueven conduciéndome por algún lugar, piso un tronco y dejo de estar en un bosque. Las olas suenas cuando golpean con fuerza las grandes piedras que se alzan en sus orillas.

El sol calienta mi piel y respiro hondo el inconfundible olor a mar. Un hilo rojo yace sobre la arena, me pongo de cuclillas y saco el cordón que se comienza a extender bajo el suelo. Me arrastro por la arena y veo como el hilo comienza a brillar con intensidad.

"Carrie..."

Me giro.

Un par de ojos azules aparecen de golpe paralizándome...

— ¡Carrigan, hora del desayuno!

La voz demandante de Aldara me devuelve a la realidad.

Abro los ojos y me arrepiento cuando las cortinas son abiertas. La luz del sol da directo contra mi cara quemando mis retinas.

— ¡Por Epona, Dara! —mascullo tapando mi rostro con mis manos.

Escucho como se mueve por la gran alcoba. El sonido de las persianas corriéndose me hace suspirar quitando las manos de mi rostro acostumbrándome dolorosamente al sol de la isla.

—Pretender dormirse al amanecer no evita que debas levantarte temprano—me riñe, pero veo el levantamiento en sus comisuras.

Le divierte mi miseria.

Hago una mueca recordando mi noche.

Clarke y yo bebiendo como si no hubiese un mañana en el baile de bienvenida del refugio.

—Un poco de diversión no hace daño. —digo.

Ella ríe.

—Esa diversión la llevas todo el invierno. Pero el hielo se está derritiendo mi niña.

Gruño. Las vacaciones han llegado a su fin.

Aldara era nuestra hada doméstica de piel trigueña, cabello blanco y de contextura gruesa con mejillas rosadas y regordetas. Sus ojos verde agua brillantes iluminaban su rostro.

—Muy graciosa. —contesto antes de levantarme de la cama.

—Murmurabas en tus sueños. —comenta. — ¿Todo bien?

Desde que vivo en la isla mis pesadillas han disminuido mucho. Y eso es gracias a mis aventuras nocturnas con Grainger, apagar las emociones ahogándolas en el alcohol ha sido la cura a mis demonios.

Pero llevo dos semanas exactamente en la que sueño una y otra vez lo mismo. El hilo.

—Los hilos invadiendo mis sueños. —bufo calzándome mis pantuflas. —Se aferran a mí sin importar nada.

A veces cambia el lugar, pero jamás ese azul electrizante que me pone la piel de gallina. Galia Dormer asegura que es mi subconsciente queriendo burlarse de mi después de descubrir una vez más que mi destino no depende del todo de mí.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora