Capítulo 22. Sombras del Pasado.

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Nathaniel

Intenté volver al sótano, pero muchos más escoltas junto a soldados han aparecido por todo el jodido castillo. El imbécil de Gastón fue descongelado por órdenes de Cowen y ahora no tengo como liberar a mi chica sin que se arme una masacre.

Las ganas de derramar sangre no me pesan, sin embargo, me obligo a no perder la cabeza. Balder ya me ha advertido y es a la única persona a la que le respeto las órdenes. Nos condenaría a más de uno y no necesito más problemas con el consejo y mucho menos con los cuervos.

—Necesito hablar contigo. —Simone aparece en la entrada del gimnasio.

Sigo golpeando el saco de boxeo imaginando la cara de los Cowen en ella.

—Supongo que has hablado con André. —continua mientras intento ignorarla.

Galia Dormer aparece también. La miro sin entender que pueden hacer estas dos juntas aquí. Doy un último golpe jadeando mientras el sudor cubre todo mi torso desnudo antes de mirarlas.

—Las cartas. —asiento recordándolo. —Sabrina ya me las leyó hace un mes.

—No hablo de tus cartas solamente. —niega mi madre.

Galia saca una carta de su bolsillo antes de lansarmela, la atrapo entre mis dedos.

—Tres de espadas. —veo la carta negra con el dibujo en dorado de un corazón siendo atravesado por tres espadas. —Esto tiene que ver con Carrigan. —analizo. Galia me tira otra carta y se cruza de brazos.

—La oscuridad se está cerniendo sobre su corazón, Nathan. —asiente Galia hacia la nueva carta, la luna. —La luna apareció en una lectura que le hice antes de regresar a la academia. Lo vi de la manera más positiva, pero no hay que negar la oscuridad que esta advierte.

—El tres de espadas ha aparecido en tres diferentes lecturas que he hecho pensando en ti, justo ayer cayeron tres cartas sin querer, tres de espadas, la luna...

— ¿Cuál es la tercera?

—La torre.

Doy un golpe al saco, este se desprende de la cadena cayendo e incluso abriéndose el cuero dejando salir algo de arena.

Galia se sobresalta, pero mi madre se mantiene quieta.

— ¿Qué más quieren los dioses de nosotros? —mascullo. —Ya me estoy hartando de ser su juguete favorito.

Galia carraspea.

—Lo siento señor importante, pero acá el juguete es Carrigan. —bufa. —La maldición de las hermanas acabó con las madres de Carrie y Acacia, no tuvo la oportunidad de conocer a sus padres, perdió todos sus recuerdos de la infancia. —comienza a enumerar con sus dedos. —Fue acechada por la oscuridad en más de una ocasión creyendo que era una humana con probable esquizofrenia. —se ríe amargamente. —Luego llega a la academia, pierde a su mejor amiga, su estúpido primer amor le miente más de una vez a la cara, la empujan a un abismo al cual no se quería asomar... —toma aire. —Ahora está prisionera del consejo porque la demente de Jianna quería enseñarle "control".

>> ¿Prosigo? —inquiere arqueando su ceja izquierda. —Todos la hemos pasado mal, Nathan. Tú al igual que nosotros fuimos etiquetados como un monstruo. Pero, ella no partencia a este mundo, era una niña normal con una familia, en cuestión de un mes perdió todo eso.

Simone suspira llevando su mano hacia su cabello.

—Creo que estamos viendo las cosas de un ángulo incorrecto. —comenta.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora