Capítulo 23. Veneno vs Antídotos.

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"El roce de un rezo, la razón de tu movimiento como oración". — Jose Giménez

Carrigan

Mi cuerpo se sacude y Nate alcanza a sentarme en las escaleras de la casa cuando me inclino y dejo salir todo lo que mi estómago había consumido hasta el momento.

Nathaniel recoge mi cabello con sus manos colocándose de cuclillas a mi lado. Escucho movimiento y veo como Simone trae unas toallas y Rowan una olla con agua.

Mi frente esta empapada y las gotas de sudor caen mientras sigo inclinada. La sangre cubre todo mi brazo y regazo como una cascada desde mi hombro hasta la punta de mis dedos, deslizándose desde mi piel hasta el suelo de baldosas. La cual ahora también tiene vomito negro.

Galia limpia el desastre que he hecho en un chasquido y la familia de mi novio moja mi cara con las toallas húmedas de agua fría. Retrocedo sintiendo como el frio quema mi piel.

—Es por tu bien. —explica Rowan.

Yo niego sintiendo como mi cuerpo rechaza el frescor.

—Déjalo. —pide Nathaniel.

—Lo siento, yo...

—No te preocupes. —niega Galia.

Nate me abraza y quedamos sentados sobre el suelo. Seguía temblando.

Mis parpados caen en contra de mi voluntad.

— Lo mejor sería que se limpie. —recomienda Simone casi en un susurro. —Aliviará un poco la temperatura, está totalmente desequilibrada, su sangre de Hereje siempre debe permanecer fría.

— Es veneno lo que tenían esas flechas, la fiebre no puede avanzar. —reclama Galia analizando mi herida desde cerca, ambas percibimos el olor.

Es el mismo que desbordaba Arthur meses atrás cuando lo atacaron la noche de las criaturas. Si él sobrevivió no debo preocuparme.

—Qué bueno que es una terca, no creo que pueda contra ella. —sonríe a medias. Como si leyera mis pensamientos. —Debería volver y arrancarle los dedos a Dominic.

Alzo mis comisuras ante su idea, sin embargo somos interrumpidos cuando una nueva arcada llega a mi y Nate es rápido es sostenerme cuando el liquido brota fuera de mi.

Rowan me mira con preocupación he intenta pasarme la toalla fría, pero aunque intento tomarla nuevamente el frio es rechazado por mi cuerpo y este prende en llamas.

Rowan lo sueltas con rapidez y Galia nuevamente se encarga de este tirándole agua.

Jadeo y me derrumbos en los brazos de Nathaniel que no hace mas que acurrucarme en sus brazos.

— ¿Hay alguna manera de que podamos sacarle el veneno más rápido? —pregunta Nate a mi lado.

Yo saboreo el amargo de mi saliva mientras comienzo a dormirme.

Se apresuran a vendar mi hombro herido.

—Puedo traer medicina. —indica su madre. —Denle un baño con agua helada, con hielo estaría mucho mejor. —hago una mueca. —No salgan hasta que regrese, activaré la barrera para que nadie que no sea de esta familia pueda entrar. —dice, escucho el sonido de sus tacones y concluyo que se ha ido. Me alzan y me acurruco contra el cuerpo caliente de Nate quien me sostiene como a un bebé.

Presiono los dientes cuando el movimiento me duele un poco en la herida.

—Veré si puedo preparar algo para que se sienta mejor. —avisa Rowan.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora