Extra: Hermosa Velada.

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Extra: Hermosa Velada.

Galia

Apreciaba que Linnette me tuviese en cuenta en cada cosa familiar que se le ocurría. Pero apreciaría aún más estar a solas con Jack en mi habitación y no tener a Jianna frente a mí con su refinada postura y sonrisa falsa.

Estúpida pretenciosa.

Jack aprieta su mano sobre mi muslo cuando escucha mis pensamientos.

—Y Galia... Vi que Gastón ascendió de puesto en el consejo, supongo que eso pone a la familia Dormer en un rango mucho más prestigioso.

La miro sin ánimos de fingir simpatía.

—No me incumbe nada relacionado con Gastón. —mascullo.

La hermana menor carraspea mientras que la mayor me mira con soberbia.

—No empecemos. —pide Lilian pinchando su comida.

Lilian tampoco está feliz con la idea, lo demuestra cuando se sienta junto a su padre. La mesa era redonda, con demasiados puestos para la familia. Pero eran la familia Allen-Lecomete-Mancini. A pesar de que esta casa no era igual de grande que la mansión en la isla, no se quedaba corta con el gran espacio que ocupaba y el lujo que destilaba.

— ¿Y bien? ¿Qué celebramos? —inquiere el esposo de Linnette, el señor Mancini.

—Celebramos que después de muchos años estamos todos juntos como familia.

Esta sonríe tomando un sorbo de su vino.

Jack bufa a mi lado, Lilian rueda los ojos y Jianna corta su filete.

—Casi. —masculla Jack. —No veo a mi padre por ningún lado.

Jacques tiene un punto. —contesta Jianna. —Nuestro padre... ¿y qué tal tus hermanos? —me mira nuevamente.

A este ritmo terminare calcinándola aquí mismo.

Yo la miro con una mueca sin ánimos de fingir.

— ¿Te importa?

—Ni empieces, Jia. —se queja Jack con una mano en mi mulso y la otra en su cubierto. Su toque caliente contra mi piel helada quema y disipa un poco mi fuego interior.

Linnette suspira.

—Su padre está muy ocupado con asuntos del consejo. —contesta la cabeza de la familia.

— ¿Al menos lo has invitado? —inquiere Jack cruzándose de brazos. —Digo, así entendería la excusa.

—Vamos, Jack. Sabes que tu padre es más que bienvenido a nuestro hogar. —habla Mancini. —Sabes que últimamente las cosas no están tan sencillas en el consejo. Y Galia, tus hermanos son más que bienvenidos. —me mira apenado.

Yo niego.

—No se preocupe, Niko y Balder están atendiendo sus asuntos en América. El resto está ocupado estudiando... ¿Alguna pista del culpable de todo? —pregunto ya harta de ser el centro de atención.

Entiendo que Jack se molestó por no tener a su padre presente. Pero no es algo reciente, solo quiere molestar a su madre por la presencia innecesaria de su hermana mayor.

Mancini suspira y me mira juntando sus manos.

—Está actuando desde las sombras, tiene a una fanaticada absurda. Aunque sus ataques han resonado ahora más que nunca, lleva años construyendo su secta.

Maldigo.

—Tiene sentido, nunca había visto tantos malditos paganos unidos, mucho menos dispuestos a dar la vida así de fácil.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora