Capítulo 21. Culpables Todos.

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Fase II: Ofuscación

Nathaniel

Emmett entra corriendo a la cafetería cuando Nick y yo tenemos intenciones de salir. Adiós fiesta.

Kiki se cruza de brazos molesta.

— ¡Nathaniel! —su semblante preocupado me alerta. —Creo que algo malo va a pasar con tu chica...

Esas palabras impulsan mis pasos por si solos.

Incluso percibo como Arthur, quien estaba afuera leyendo, sale corriendo en la misma dirección cuando uno de su casa le dice algo.

— ¿Qué pasó? —pregunto.

Nicholas nos sigue, escucho el siseo de Kiki dentro del bolsillo de mi chaqueta convertida de nuevo.

—Jianna los hizo enfrentar a un Boggart —explica rápidamente. —, pero parece que Carrigan ha invocado su propia oscuridad.

No le entiendo hasta que veo como mi compañera está gritando con los ojos cerrados y sus puños apretados. Lo que se haya frente a ella me deja estático. ¡Es su puta copia!

Y claro, recuerdo cuando estuve en esta clase años atrás.

Un boggart se convierte en tu peor pesadilla y se alimentan de tus más grandes y profundos miedos...

—Ángel respira. —intenta acercarse Arthur pero le gruño con ferocidad haciéndolo retroceder.

—La tocas y te arranco el brazo. —amenazo.— ¿Por qué demonios estás permitiendo esto? —le pregunto alterado a Jianna, esta parece asustada, pero levanta el mentón fingiendo seguridad.

—Debe aprender.

—Esta no es la forma. —masculla Nicholas.

Jack se pasa la mano por el rostro repetidas veces.

Miro a los estudiantes que quedan mirando desde la distancia, incluso algunos que probablemente no deben ser de la clase curiosos. Malditos masoquistas.

La oscuridad que desprende la criatura y mi asustada novia me tiene de los nervios. Intento detenerla, pero percibo la misma fuerza que despertó en la academia Argent. El escudo la rodea a ella y a la cosa frente a ella.

— ¿Se está protegiendo o nos está protegiendo de ella? —pregunta inseguro Nick a mi lado buscando algo en el escudo, seguro algún punto débil.

—No lo sé, mierda. —refunfuño.

Rodeo el escudo mirando de frente a mi chica, la sombra me dedica una sonrisa. Golpeo con mis puños el escudo y este no cede. Ella no me nota.

No me permite entrar.

Sangre sale de sus puños y solo es cuestión de segundos para que pierda el poco control que le queda. Logro entrar a su cabeza por segundos, pero todo lo que escucho son los susurros dispersos de la maldad que la acecha. La está provocando.

—Nathan —Nick me habla y lo miro. —, hay que detener esa cosa... —El danés americano deja de hablar mirando a Carrie, sus labios quedan entreabiertos.

Carrigan deja de temblar y observo, impotente de no poder hacer nada, como libera sus puños y en cámara lenta reparo su demonio despertando. Sus parpados se ensombrecen y sus ojos se abren, no está el hermoso esmeralda humano que posee ni mucho menos la neblina gris de su naturaleza mágica.

No, esta vez son sombríos, el iris pasa a dorado y las venas se le marcan en el tono gris que toma su rostro.

— ¡Carrigan no! —gritamos Nick, Jack y yo.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora