Capítulo 15. Cisne Negro.

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Capítulo 15. Cisne Negro.

Carrigan

Cualquier secuela que había dejado mi marca había quedado borrada, todo menos la mitad de mi cabello blanco. Era raro, y fácilmente con tinte podía arreglarlo... pero honestamente no quería. Me empezaba a gustar esta dualidad de colores, agradezco que mi magia haga que la falta de melanina se vea estético e intencional.

Las clases estaban siendo interesantes, aún más aquellas dedicadas a las artes oscuras donde me daban pequeños consejos para lidiar con mis poderes. A la vez Acacia no dejó se insistir hasta llevarme con la profesora Ainsworth, quien no estuvo más que complacida de tenerme en su obra primavera.

El cisne. Ese era mi papel. Ser una hermosa bailarina enamorada para terminar siendo la sombra de su personalidad, corrompida por la oscuridad.

¿Te suena? Suspiro y tiro las zapatillas.

¿Por qué dije que sí?

— ¿Qué culpa tienen? —exhala Rowan recogiendo mis zapatos negros.

—Me parece que la señora Ainsworth confabula en mi contra junto al destino y sus sucias jugadas. —expongo.

—Serás la protagonista, no le veo el problema a ser la razón de la historia. —se ríe sentándose a mi lado.

Mis pies colgaban desde la plataforma de madera, el resto del elenco descansaba en los asientos charlando o viendo sus celulares.

—Seré el Cisne... ¿Y después qué? Llega la oscuridad y termino matándome.

La señora Ainsworth amaba el arte y todo lo que lo representaba... aunque para sorpresa del grupo, no se aferró al clásico de Tchaikovsky, yéndose más a la representación del Cisne Negro creada por la gran pantalla.

Mi personaje representaba a una chica inocente de alma pura que por amor comienza a descubrir un nuevo mundo abrazando su lado oscuro.

Cosa que Annabella no apoyó al haber querido ser el cisne negro de la obra original. Su mirada de resentimiento me sigue en cada ensayo.

—Es solo una obra de teatro, Carrie. La señora Ainsworth ha creado su propia versión. —Se burla de mí. —Al final es una historia de amor.

—Ya quisiera. — murmuro. — ¿Listo para besarme?

—Ugh. —hace una mueca graciosa. —Tendré que probar a mi hermano a través de ti.

—No seas una nena, carrito.

Me regresa la mirada, indignado.

— ¡Tú también! —me río.

Las puertas del auditorio suenan al abrirse, con Arthur, Jack y Galia entrando, amenazando con robarme el buen humor cuando Cowen Junior me mira. Anteriormente el que fuera un buen bailarín le sumaba puntos y lo consideraba atractivo. Ahora me aborrecía que poseyera ese talento.

Posteriormente el chico que se ata a mi vida y mi corazón con más pasión cada día aparece devolviéndome en sí. Me pierdo en la piel que dejan ver los botones sueltos de su camisa negra, junto a parte de la tinta negra que lo acompaña y un collar colgando de su cuello.

—Deja de babear. —se burla Rowan bajándose, saltando de la plataforma mientras yo sonrío ladeando el rostro esperando por mi chico.

Cada día respirar su mismo aire me llenaba. Con el me sentía a salvo, calmaba mis tormentas con una simple caricia y me hacía sentir viva.

Se adelanta y me planta un beso sin pudor alguno saboreando mis labios y lengua robándome un suspiro de placer.

Fingíamos ser indiferentes debido a que somos... profesor y alumna, pero a la mierda. Todos saben que es mío.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora