Extra: Tocando Fondo

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Arthur

Las paredes tiemblan y los chistes de Annabella se detienen.

—Es ella. —digo levantándome de la cama abrochando mi camiseta.

La bruja de ojos negros me mira a través del humo que sale de sus labios.

—Ella no es tu problema, Arthur. —masculla Dominic.

Sin embargo, la puerta se abre mostrando dos escoltas y al que llamo padre.

—Será nuestro problema si acaba con todo el maldito castillo, así que dejen la putería para después y hagan su trabajo.

Resoplo, los guardias nos tiran la ropa y a Dom su arco.

Annabella se retira del salón, me termino de vestir rápidamente y con Dominic nos apresuramos hacia el primer piso saliendo del auditorio.

El salón rojo se había vuelto nuestra sala común privada, podías entrar tanto del auditorio o desde el ático.

— ¡Aun no han pasado las veinticuatro horas! —escucho la voz de Rowan Blanchard. Lo veo apresurándose detrás del animal de su hermano mayor.

— ¡Me importa una mierda! —contesta Nathaniel.

Escucho la pelea y nos encaminamos hasta que quedo paralizado viendo como Carrigan termina con los guardias apresurándose feliz hacia su pareja, mi corazón se comprime.

Por mucho que la extrañe y la quiera conmigo, la realidad me pega fuerte cuando veo la adoración en sus ojos color verde esmeralda. Como su semblante se ilumina solo teniéndolo en frente.

Jamás me miro de esa manera a mí.

— ¡Nate! —lo llama.

Escucho la cuerda y como la flecha corta el aire hasta dar con ella.

—Pero ¡¡¿qué haces?! —le pregunto a Dom, este me ignora y se apresura con la próxima mientras mi ángel cae al suelo.

Dominic apunta hacia Nathaniel pero Carrie es malditamente poderosa y aun lastimada toma fuerzas defendiendo a Nathaniel. Un sabor amargo aborda mi paladar así que me acerco.

Pero Carrie nos mira a ambos con la rabia oscureciendo toda su mirada, dándome un brillo tan tenebroso como el negro de sus ojos con el iris dorado antes de hacernos caer.

Aprieto los dientes con fuerza cuando mis huesos crujen.

— ¡Atrápenlos! —ordena mi progenitor trayendo más escoltas.

En vano, porque dudo que puedan contra ella, los colmillos que deja a la vista solo me lo confirman mientras jadeo tirado sobre las escaleras.

Nathaniel le dice algo antes de cargarla. Yo cuanto daría por estar ahí para ella, ser yo quien la sujeta y la salva.

Quería ser su amor épico, algo así como el Romeo en su historia. Pero en vez de ambos vivir y morir por amor, terminó dejándome, nadando sobre el veneno que yo mismo le había dado.

Me equivoqué joder, me dejé llevar por los consejos del ex alcohólico de mi padre. Creí que atándola a su magia me ataría a su camino, pero no fue así, no cuando le di las alas para que volara y me dejara por el monstruo que ahora dice amar.

Un portal se abre en medio de lugar.

— ¡Galia! —la llama Nathaniel.

La Hereje lo duda, pero para enterrarme más la daga, al que una vez llame hermano le arroja la espada y le pide que se vaya. Uno de los guardias se arriesga a acercarse, pero Galia Dormer no es como cualquiera, cuando la Hereje es atacada ella no devuelve igual. Galia mata frente a todos al guardia partiéndole el cuello con su mente.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora