Capítulo 19. En Contra.

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Capítulo dedicado a Kalyani. Tus comentarios me hacen el día.

"La familia apenas es sangre"


Acacia

El mundo deja de girar, el viento deja de soplar y el oxígeno me empieza a faltar. Sus ojos violetas me dejan atónita, con los pies pegados al suelo prohibiéndome a mí misma moverme.

— ¿Y bien? Aquí me querías, aquí me tienes. ¿Qué quiere la dulce Acacia?

—Saber si mataste a su familia. —masculla Galia.

— ¡Lia! —replica Linnette. La bruja frente a mi ríe.

—Yo no maté a nadie. —juega con un mechón de su cabello negro. — ¿O lo hice?

—Eres la madre de Madison y Arlene Frangipane, ¿no? —logro sacar mi voz. —Arlene murió la misma noche que invadiste el lugar en el que estaban para matar a su hija.

Su mirada se ensombrece y saborea sus dientes.

—Jamás lastimé a mis hijas. —se acerca, pero la barrera de sal no se lo permite, aun así posa su mano sobre esta rozando sus largas uñas revelando brillo del campo invisible. —Ese feto maldito iba a ser la perdición de todos, y no veo que me haya equivocado. —sonríe alejándose mientras ríe de nuevo, su risa me inquieta, un rechinido que me eriza la piel. —Yo iba por ella, no por mis hijas que cegadas por una fantasía se condenaron a ellas mismas.

— ¿Por qué la hija de Arlene era un problema? —pregunto.

—Era un problema porque desde el primer instante de vida ya había sido condenada a ser un problema. Una aberración para nuestra generación que había luchado por mantener lo que nos pertenecía, mis hermanas y hermanos murieron en caserías, no quería que mis hijas vivieran en ese mundo de caos del que habíamos salido nosotros.

>>Y no, no soy ninguna psicópata, niños. Claro que era consciente de que esa bebé no tenía la culpa de nada, aun así no puedes ser ignorante y fingir que nada pasa. Es un alivio que ya no esté.

— ¿A qué refieres? —pregunta Nicholas.

Ella hace eleva su comisura izquierda.

—Arlene y su patético compañero no pudieron evitar lo que se venía y murieron a manos de Erebus. A pesar de los chismes yo traté de proteger a mi hija, pero ella se negaba a dejar solos a su nueva familia. Me rendí y simplemente dejé que pasara. Erebus logró vivir, y yo no quería que el feto de mi hija cumpliera su mismo destino.

Casi quiero suspirar de alivio cuando una de mis tantas dudas se aclara. Mi madre no tuvo que ver con la muerte de mi tía, la maldición no las alcanzó a ellas.

— ¿Quién es Erebus? —pregunta Lilian desconcertada.

Nadie hablaba del demonio que hacia parte de nuestro árbol familiar.

—Mi otro hijo. —contesta.

Ese malnacido fue el que mató a los padres de mi hermana. Erebus mató a su propia hermana... La maldición si funcionó. Respiro hondo decepcionada. La maldición es inevitable, tomará el camino que deba tomar para cobrarse lo que quiere.

—Sacó la carta de la profecía y se aseguró de que fuera ella, los dioses actúan a su convenía, no crean que rogándoles y dándoles ofrendas los protegerán. Son orgullosos y no dan nada sin saber que obtendrán algo a cambio. Y estoy feliz de que la muerte de mi hija no haya sido en vano.

Almas Gemelas © LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora