CAPÍTULO 23: LUCES Y SOMBRAS

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CAPÍTULO 23: LUCES Y SOMBRAS

– ¡Sebastian! – Anne Smythe entró en la habitación donde estaba ingresado Blaine. El castaño estaba sentado junto a la cama de Anderson. El menor estaba conectado a varios aparatos que comprobaban su estado.

– ¡Mamá! ¿Qué haces aquí? – El abogado se levantó de la silla y se acercó para besarla en la mejilla.

– Jeff me llamó preocupado porque alguien no quiere ver a su hija. ¿Cuál es el problema? ¿Crees que no es tuya? Podemos hacer las pruebas de paternidad, no habría problema. – La mujer quiso saber. Hacía dos días que había sido abuela y su hijo aun no había visto a Lily. Ni siquiera había abandonado la habitación donde estaba el joven Anderson.

– No es eso, es mi hija... No quiero alejarme de Blaine. No quiero que esté solo cuando despierte. – El ojiverde miró con amor al joven que estaba tumbado.

– Pero él no estará solo. – La madre abrió la puerta y dejó que un chico entrara. – Mira, este apuesto caballero de aquí... Sam, ¿verdad? – El rubio asintió con una tímida sonrisa. – Él se ha ofrecido a quedarse con Blaine mientras tú y yo vamos a conocer a mi nieta.

– No sé si...

– Tonterías. Vamos.

Sebastian y Anne entraron caminando despacio a la sala donde estaban todos los bebés prematuros que necesitaban algo de tiempo en la incubadora. Allí estaba Jeff, atendiendo a uno de los niños. Se acercaron al rubio que, en cuanto los vio, sonrió sinceramente.

– ¿Venís a conocer a Lily? – El enfermero quiso saber.

– S-sí... – El castaño estaba nervioso. No se había parado a pensar que en esa sala estaba su hija, esa que él y Blaine habían estado esperando durante meses, esa niña que había conseguido unirlos más y darse cuenta de que no podían seguir como estaban antes. Era ese bebé que había sido fruto del amor.

Sterling los dirigió hasta una de las últimas incubadoras y sonrió hacia una pequeña castaña que dormía tranquilamente.

– Es muy buena, no llora mucho. Suele dormir con el dedo en la boca, come bastante bien y es muy tranquila. – Jeff comentó.

– ¿Puedo... Puedo cogerla? – El castaño estaba emocionado y sonrió cuando su amigo asintió.

El enfermero sacó a la niña de la incubadora y se la pasó al feliz papá, que la miraba como si fuera lo más precioso en ese mundo.

– Es preciosa... – El abogado empezó a moverla con delicadeza.

– Es igual a ti de pequeño. – La señora Smythe comentó con una sonrisa.

– Es mucho más guapa que yo. – El padre del bebé comentó sin apartar su mirada del pequeño bulto en sus brazos.

Anne besó la frente de su hijo y luego hizo lo mismo con la pequeña. En ese momento se sintieron felices aunque faltaba algo para que su felicidad fuera completa. Y eso era que Blaine despertara.

Sebastian salía de la habitación de Blaine. Dos semanas habían pasado y Lily ya había recibido el alta, por lo que Anne y Cooper se encargaban de la niña mientras el castaño esperaba a que el menor se despertara. Cada vez le dejaban pasar menos tiempo allí porque tenía que encargarse de su hija.

El mayor de los Anderson lo estaba esperando en la puerta de hospital junto al carrito del bebé. El ojiverde se acercó y se asomó para ver a la pequeña.

– Hola Lily. ¿Te lo has pasado bien con el tío Coop? – El abogado la miró pero no la cogió en brazos. No era bueno que se acostumbrara porque debía aprender a estar tranquila por sí sola.

Lo Que Quiera El Destino (Seblaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora