CAPÍTULO 21: COSAS PARA LILY

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CAPÍTULO 21: COSAS PARA LILY

Sebastian y Blaine pasaron a verse todos los días. El castaño iba a casa de los Lopez con más lirios y dulces, aunque ya no llevaba cartas, no las necesitaba. Cada día le recordaba lo mucho que lo amaba y no sólo con palabras. La señora Lopez pudo apreciar como era la relación "gracias" al castigo y estaba tranquila, aunque odiaba las discusiones de su hija y el abogado. El moreno se dejaba mimar y querer, todavía había momentos en los que el recuerdo de Kurt le atormentaba pero poco a poco avanzaban.

El sexto mes de embarazo llegó con los primeros días calurosos del mes de mayo y los preparativos para la llegada de Lily se hacían cada vez más necesario. Por eso, Anderson y Smythe fueron a una tienda acompañados de sus amigos. Nick y Jeff también tenían cosas que comprar ya que acababan de terminar los papeles de la adopción de Eddie, el bebé que seguía en el hospital pero pronto saldría para ir a su casa. A los tres mayores les parecía mentira compartir ese momento, jamás habrían pensado en hacer esa compra juntos, pero eso les encantaba.

– Tiene que ser esta cuna. – Santana señalaba una cuna de madera, clásica y elegante... La más cara de la tienda.

– No... – El ojimiel susurró.

– ¿Por qué no? – El castaño se acercó y le pasó la mano por los hombros. – Es preciosa.

– Es muy cara. Lily va a dormir igual de cómoda en una más barata. – El embarazado frunció el ceño mientras se acariciaba el vientre.

– Bueno... Es el primer nieto de mis padres, están tan ilusionados que me han mandado bastante dinero. Además, llevo ahorrando desde que nos enteramos para comprar todo. – El ojiverde besó la sien del menor.

– Cooper me ha mandado dinero para que compremos cosas también, dice que es su primer regalo para su sobrinita. – El más bajo comentó.

– ¿Ves? Podemos comprar esta cuna... Por una vez, le daré la razón a Satán. – Smythe comentó antes de acercarse a la dependienta para indicarle su elección.

Después de eso siguieron eligiendo el carrito, la bañera y todo lo necesario para los dos niños. Las dos parejas lo hacían de diferente manera. Jeff y Nick tenían prisa pero llevaban mucho tiempo esperando ese momento. Sebastian y Blaine estaban más tranquilos en su búsqueda pero no estaban tan preparados. Mucho menos el menor que cada vez estaba más asustado con todo lo que se venía.

Brittany, Santana y Sam habían reunido algo de dinero y le compraron una muñeca de trapo, además de que sus madres les habían dado dinero para que le compraran algo de ropa. Además, Sebastian y Nick le compraron algo al bebé del otro sin ser conscientes de que elegían el mismo oso de peluche pero de distinto color, uno en rosa y otro en azul. Era un regalo que ambos esconderían hasta que llegara el momento de que los dos bebés llegaran a casa.

– Tengo hambre. – El embarazado se quejó cuando salían de la tienda. No llevaban ninguna bolsa porque el servicio a domicilio de la tienda les llevaría todo a casa al día siguiente.

– ¿Cuándo no? – El castaño lo abrazó por la espalda, poniendo sus manos sobre el redondeado vientre del otro.

– Tengo que comer por dos. – Se defendió el joven.

– Comes por cuatro. – El abogado respondió haciendo que todos rieran. El ojimiel hizo un puchero y Smythe le dio un casto beso en los labios. – Invito a todos a un helado.

Jeff entró a la habitación de Eddie en el hospital. Lo había visitado mucho durante los ratos que tenía de descanso durante todos esos días pero ese era especial. Por fin habían firmado los últimos papeles y ya podía considerarse el padre del bebé en todos los sentidos. No pudo evitar sonreír ante ese pensamiento. Al día siguiente montarían la habitación para él y todo estaría listo para cuando le dieran el alta.

A sus tres meses de vida, el pequeño llevaba uno ingresado en ese hospital. Los cuidados de todos habían conseguido que se recuperara más rápido de lo que habían pensado. Con algo de suerte, no le quedarían secuelas cuando fuera mayor, aunque le costaría más de lo normal aprender a andar o coger cosas, pero nada que los cuidados de sus nuevos amorosos padres no pudieran solucionar.

El rubio cogió en brazos a su pequeño, haciendo que las lágrimas cayeran por sus mejillas. Por fin lo sostenía como su padre y no como un enfermero, por mucho que llevara el pijama y la bata del hospital. Se volvió hacia la ventana y comenzó a cantar una dulce nana mientras lo mecía con amor y suavidad.

Nick iba a entrar pero se quedó en la puerta, observando la tierna imagen de su marido con su hijo. Era algo mágico, algo que nunca pensó que llegaría a vivir, no cuando todo el mundo les ponía tantos impedimentos para adoptar. Sin embargo, lo habían conseguido, eran padres.

El moreno se acercó y abrazó a su esposo por la espalda, poniendo sus manos bajo los brazos de su marido, como si le ayudara a sostener el peso del bebé.

– Lo conseguimos. – El moreno susurró. Estaba de puntillas para poder apoyar su barbilla en el hombro del otro y poder ver a su bebé en los brazos de su esposo.

– No me lo puedo creer. – El más alto no apartaba sus ojos del niño que dormía tranquilo.

– Es hermoso. Tengo mucha suerte de teneros a los dos en mi vida. – El doctor susurró.

– Si todo va bien, en una semana estará en casa.

Sebastian y Blaine habían preparado las cosas para la bienvenida de Eddie. El castaño tenía una copia de las llaves y había llevado una tarta, globos y el regalo que le había comprado al bebé. El moreno le había comprado ropa. Nick y Jeff entraron con el niño en brazos y fueron recibidos por sus amigos.

– Es precioso. – El menor susurró al verlo. El abogado sí había ido al hospital a conocerlo pero le habían prohibido al joven ir. Duval temía que viera algo que le afectara. En la unidad de pediatría del hospital había muchos bebés, muchas enfermedades. En el estado del ojimiel, no era bueno que pensara en todo lo malo que le podría pasar a su hija, menos cuando ya sabía que tenía un problema. – ¿Puedo cogerlo?

– Claro. – El rubio sonrió y todos fueron al salón.

Anderson se sentó y el enfermero le pasó al bebé, que emitió una pequeña queja de incomodidad al ser cambiado de postura y alejarse de un olor que le resultaba familiar.

– Tranquilo. Soy Blaine, voy a ser tu tío, al menos, eso dicen tus papás. Realmente sólo soy amigo de Nick y Jeff. Si yo soy tu tío, eso convierte a Lily en tu prima. Ya os imagino a los dos corriendo juntos cuando aprendáis a andar. Aun faltan tres meses para que conozcas a Lily. – El estudiante comenzó a hablar con Eddie, que tenía los ojos abiertos y miraba a quién lo sostenía como si entendiese todo lo que le decía aunque no era así.

– Va a ser un gran padre. – Sterling susurró a su mejor amigo, al verlo emocionado con la imagen del amor de su vida con un bebé en brazos.

– Dentro de tres meses a quien cogerá será a Lily. – Smythe respondió, también hablando en voz baja.

– ¿Estás ansioso? – Jeff quiso saber.

– Aterrado, no sé si seré buen padre, no sé si seré buen novio... Va a ser mucha responsabilidad. – Sebastian aclaró.

– Piensa que para él es más difícil. Tiene dieciocho años y todo es nuevo para él. Nunca había tenido novio, nunca había estado enamorado, la paternidad le quedaba lejos y no ha tenido un buen modelo al que intentar imitar. Nosotros vamos a estar para él, pero tú debes estar también. Tienes que ser fuerte por los dos, sobre todo cuando sus fuerzas flaqueen. Va a necesitar a sus padres en muchos momentos, va a necesitar que lo amen y tú eres el que debe estar ahí para él. – El rubio comentó.

– Lo estaré, haré todo lo posible por no fallarle otra vez.

Lo Que Quiera El Destino (Seblaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora