CAPÍTULO 9: MIEDO AL AMOR

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CAPÍTULO 9: MIEDO AL AMOR

Sebastian se despertó en su cama completamente desnudo. Durante unos segundos no fue consciente de lo sucedido el día anterior. Sin embargo, en el momento en el que lo recordó, abrió los ojos en busca de Blaine. Se asustó al ver que estaba solo en la habitación. Se levantó y se puso los calzoncillos que llevaba el día anterior, ya se cambiaría cuando se duchara, en ese momento sólo pensaba en asegurarse de que el menor estaba bien.

El castaño llegó a la cocina y se encontró a su compañero preparando el desayuno. Los nervios se acumularon en su estómago. ¿Qué haría si el moreno no sentía lo mismo que él? No se atrevía a hablar pero el ojimiel se volvió y lo vio.

– Buenos días. ¿Has dormido bien?

– Si, yo... Tenemos que hablar de lo de anoche. – El ojiverde sabía que había sonado duro pero esa era una duda que le causaba ansiedad. Necesitaba saber lo que sentía el otro. Por su parte, el menor se volvió para seguir cocinando y para ocultar su dolor. Interpretaba el nerviosismo de su acompañante como algo malo y pensó que no sentía nada por él. Por eso decidió ocultar que amaba a ese hombre que lo había ayudado tanto.

– No tienes que preocuparte. Sé que lo de anoche fue culpa del alcohol y que ninguno se ha enamorado. Sé que sólo fue sexo y estoy bien con eso. No te preocupes.

Los dos sintieron que sus corazones se rompían pero no lo mostrarían. Estaban enamorados y pensaban que no eran correspondidos. El menor terminó de preparar todo y los dos se sentaron a la mesa. Se miraban con disimulo mientras desayunaban. El silencio era incómodo y ninguno sabía como romperlo. Finalmente, el más bajo se levantó y se preparó para salir con sus nuevos amigos. Como trabajaba por la tarde los fines de semana, sólo podía verlos a esa hora.

Blaine llegaba a casa de Sam. Para el moreno era algo novedoso, era la primera vez que tenía un amigo, mejor dicho, tres. Brittany y su novia Santana estaban también allí. La habitación del anfitrión era muy masculina. El edredón que cubría la cama era de color azul liso, había muchos cómics, videojuegos y revistas de coches. Todo estaba un poco desordenado pero no en exceso. Las chicas estaban sentadas en sillas frente al escritorio y el rubio estaba sentado en su cama. El recién llegado se sentó al lado del ojiverde, pero dejando un espacio entre ellos para no incomodarlo.

– No muerdo. – Comentó divertido Evans.

– Ese es el problema, boca trucha. – La latina sonrió con malicia. Sam la miró extrañado y ella rodó los ojos, odiaba tener que explicar sus bromas. – Tal vez él quiere que lo muerdas y te lo comas entero.

– Yo no... – El ojimiel se sonrojó.

– Gracias Satán. – El rubio la miró enfadado.

– Blaine no puede querer que Sam se lo coma, está enamorado de otra persona. – La ojiazul intervino en la conversación.

– ¿En serio? Por favor, dime que no es Rick Stick Nelson. Con sólo mirarlo me dan ganas de vomitar. – La más baja miró a Anderson.

– Ni Rick ni Jacob Ben Israel... Espero que tengas buen gusto y sea alguien sexy. – El ojiverde sonrió hacia su amigo.

– ¿Qué sabes tú de chicos sexy? Lady Lips, creo que va siendo hora de que salgas del armario. – Lopez cruzó sus brazos.

– No es nadie del instituto. – Aclaró el moreno, que tenía sus mejillas rojas.

– Vaya, vaya. Así que Anderson es un chico ambicioso y ha puesto su mira en un universitario. Te advierto que con esos no puedes ir de mojigato. – Santana intervino.

Lo Que Quiera El Destino (Seblaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora