CAPÍTULO 4: AMISTAD

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CAPÍTULO 4: AMISTAD

Era el segundo día en el que Blaine se despertaba en casa de Sebastian. El primero lo había recibido Jeff en el salón, esa mañana era Smythe el que estaba preparando el café en la cocina. En la mesa había tostadas, mantequilla, mermelada y fruta.

– Buenos días. – Saludó alegre el menor mientras se sentaba en una silla.

– Buenos días. ¿Bebes café? – Preguntó el castaño, con una sonrisa al ver de buen humor al ojimiel.

– Sí, tengo dieciocho años. No entiendo por qué me tratáis como un niño. Sois mayores que yo pero no tanto. Mi hermano es de vuestra edad.

– ¿Tienes un hermano?

– Sí, Cooper. Tiene veintiséis años.

– Yo tengo dos años más que él. – El ojiverde confesó sonriente.

– ¿Me pasas diez años?

– Eso parece. ¿Dónde está tu hermano?

– No lo sé. No he hablado con él desde hace años. Él se fue a estudiar a Yale como mi padre quiso pero dos años después decidió dejarlo. Desde entonces no sé nada de él, ni siquiera donde fue.

– Podrías buscarlo si quieres. Puede que él también te pueda ayudar.

– No sé por donde empezar. De momento me centraré en buscar un empleo. Hoy llegaré tarde porque me pondré a ello tras acabar las clases. – El más bajo cogió una manzana y empezó a quitarle la piel con la ayuda de un cuchillo.

– No tengas prisa. Puedes quedarte sin problemas aquí.

Los días siguientes fueron iguales para los dos compañeros de piso. Se levantaban y desayunaban juntos. Salían a la vez para ir a la parada de metro. Charlaban durante todo el trayecto, hasta que el menor se tenía que bajar. Por la tarde, Blaine buscaba trabajo aunque era realmente difícil. Llegaba al apartamento siempre una hora antes de que lo hiciera Sebastian para poder limpiar y preparar la cena. Los fines de semana hacían cosas juntos, ir al cine o al teatro, pasear, hacer algo de deporte... Nick y Jeff los acompañaban siempre que su trabajo se lo permitían, pero trabajar en un hospital era difícil de compaginar con la vida de sus amigos. El rubio pronto desarrolló una gran amistad y complicidad con Anderson.

Para el joven, las cosas en el instituto no mejoraban mucho. Seguía sufriendo el acoso aunque un poco más leve, pero no le importaba. Sabía que cuando acababa las clases, se dirigía a un lugar donde todos lo querían tal cual era y eso le daba fuerzas para seguir adelante. Sebastian había hablado con el director y había llegado a un acuerdo. Todavía no habían castigado a ninguno de sus agresores, pero los profesores habían puesto en marcha un nuevo sistema de vigilancia en los pasillos que, aunque no era cien por cien efectivo, daba buenos resultados.

Un mes pasó cuando el menor tuvo una gran noticia. Ni siquiera dejó que el mayor cerrara la puerta

– ¡Tengo trabajo! – Exclamó el moreno cuando el otro llegó.

– Eso es genial. – Smythe lo abrazó. Los dos se sentaron en el – Cuéntame los detalles.

– Seré camarero en un local de comida rápida. Los viernes trabajaré de siete a once de la noche, los sábados de cuatro a doce y los domingos de dos a diez.

– Pero... ¡Eso son muchas horas! ¿Cómo lo vas a compaginar con los estudios?

– Voy a dejar el Club de Ajedrez. Así tengo tres horas de clase menos a la semana para estudiar. Los deberes del viernes los haré el fin de semana por la mañana.

Lo Que Quiera El Destino (Seblaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora