CAPÍTULO 16: KURT
Los días pasaban y todo iba bien. La ecografía del cuarto mes de embarazo salió bien aunque el bebé seguía sin dejarles ver si era niño o niña. Sin embargo, eso no les preocupaba. Crecía a un ritmo adecuado y todo iba perfecto por lo que no necesitaban saber nada más. El bebé daba patadas de vez en cuando pero Sebastian no había sido capaz de sentirlas todavía.
La pareja seguía en el mismo punto de su relación y en ese momento estaban en el sillón, con Blaine sentado sobre el otro, con sus piernas a cada lado de las caderas del castaño. Se besaban con amor y pasión mientras el mayor acariciaba la espalda del moreno. Ese era el momento favorito del día para ambos. El menor estaba gran parte del día estudiando o solo, por eso agradecía cuando el castaño llegaba y lo atendía de esa manera.
El ojimiel notó que el bebé se movía y sabía que el abogado llevaba días deseando sentirlo. Por eso se separó un poco, haciendo que el ojiverde lo mirara extrañado. El más bajo no dijo nada, agarró con dulzura la mano del otro y la puso sobre su vientre. Sin embargo, nada pasó.
– Lo habías notado, ¿verdad? – El más alto preguntó.
– Sí, pero ahora no quiere moverse. – Anderson frunció el ceño. Él también quería que Smythe compartiera con él esa sensación.
– Se lo comenté a Jeff y Nick y me dijeron un truco. ¿Quieres intentarlo? – Sebastian seguía acariciando el vientre de su acompañante. Blaine asintió y el castaño lo ayudó a sentarse en el sillón para ir a la cocina. Poco después volvió con un trozo de chocolate y se lo dio. El moreno lo miró extrañado pero se lo comió mientras el ojiverde puso sus manos en su vientre.
Poco tardó el bebé en moverse y esa vez el abogado fue capaz de notarlo. Estaba emocionado porque no podía creer que estuviera sintiendo por primera vez a su bebé. Lo había visto en las ecografías pero no era lo mismo. Una lágrima caía por su mejilla mientras miraba con mucho amor al chico que tenía frente a él. Seguía preguntándose por qué tenía la suerte de estar junto a alguien tan maravilloso como el ojimiel y tener un bebé con él.
– ¿El chocolate hace que se mueva? – Preguntó el más bajo.
– El azúcar. – Aclaró el mayor.
– Por eso no para de moverse cuando no estás. Aprovecho cuando no me ves para comer todo lo que me apetece. – El estudiante comentó.
– Eso es trampa. – El más alto comenzó a hacerle cosquillas a su amante, que no pudo evitar reírse. Estuvieron un rato así, pasando tiempo juntos y divirtiéndose sin preocupaciones. Sólo con su amor.
Faltaba muy poco para que se cumpliera el quinto mes de embarazo y el vientre de Blaine había aumentado. Entre eso y las hormonas, cada día se sentía menos atractivo e incluso a veces evitaba el contacto físico con Sebastian. El mayor lo entendía e intentaba darle su espacio cuando notaba que el otro lo necesitaba y también intentaba decirle piropos y cosas bonitas para mejorar su autoestima.
Era sábado y estaban los dos disfrutando de su tiempo juntos mientras veían una película de superhéroes. Esa era una de las ventajas del embarazo, el moreno había dejado su trabajo desde el momento en el que se enteró de su estado y desde entonces sus fines de semana eran para relajarse juntos. Los dos llevaban ropa cómoda y la sudadera que llevaba el menor disimulaba su redondeado vientre.
El ojimiel se levantó para ir al baño y al salir alguien llamó al timbre.
– Ya voy yo. – El menor comentó, evitando que el otro se levantara del cómodo sillón.
Anderson abrió y vio a un hombre de aproximadamente la misma edad que el ojiverde. Era castaño, tenía unos ojos azules, casi grises con mirada fría. Su expresión era altiva y tenía todo el cuerpo erguido, como intentando parecer más alto de lo que realmente era. Su cuerpo era delgado, con unas piernas largas y estilizadas que resaltaban debido al ajustadísimo pantalón blanco que llevaba.
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Lo Que Quiera El Destino (Seblaine boyxboy)
FanfictionSebastian es un abogado de éxito que consigue un ascenso y decide mudarse a un apartamento mejor. Allí conoce a Blaine, un vecino diez años más joven que él pero que cambia su mundo... Porque a veces el destino elige por ti...