Sibylle StoneMe siento una cabrona en todos los sentidos de la palabra cuando veo pasar a la ex de Richard peor de lo que había llegado, al parecer no le había gustado ni lo más mínimo lo que él tenía para decirle.
No debería de haber sentido celos por eso... Eran razones estúpidas porque, al fin y al cabo, ella era su pasado y yo su presente...
Y si me lo permitía sería también su futuro.
Adoraba ver sus gestos, su sonrisa, sus ojos... Me moría de ganas por besar sus labios una y otra vez, abrazarlo fuerte y confesarle todo lo que siento por él, decirle que a mi lado todo estará bien, que pase lo que pase no lo dejaré solo, porque lo quiero demasiado, porque me hace sentir bien, porque me ha enseñado cosas que no yo misma conocía en tan poco tiempo... Y porque lo que sentía por él era lo más sincero que había en mi.
Muerdo el bolígrafo que tengo en mis dedos y enfoco la vista en los documentos que tenía en la mesa, debía de terminar esto antes de que se acabara el día... Y ni siquiera me había molestado en leerlos.
—¿Ha terminado, señorita Stone?— cuestionó uno de mis compañeros de trabajo.
–Oh, no... Voy a empezar ahora.— murmuré apenada, era una vergüenza que todos los allí presentes tuvieran una mañana productiva y yo todavía no hiciera literalmente nada.
Él rió negando con la cabeza y tras mirar la hora en el reloj que estaba colgado en la pared se acercó a mi.
—Si quieres puedo ayudarte, íbamos a salir a comer todos juntos pero pueden esperar unos minutos.
—No te preocupes, es mi trabajo y me corresponde a mi hacerlo.
—Insisto, déjame ayudarte.
Que hombre más terco...
Entiendo que quiera ser amable pero ahora mismo quiero trabajar a solas, ¿que acaso es tan difícil de entender o que?
—Yo también insisto, ve a comer con los demás, yo puedo sola.
—Señorita Stone...
—¿Qué parte de que puede hacerlo sola no has entendido?— preguntó la voz de nuestro jefe, dejó una carpeta encima de la mesa y nos miró a ambos con una ceja alzada.
—Solo quería ayudarla.— se defendió.
—¿Y desde cuando te pago para ayudar?— cuestionó sarcástico—. Exacto, desde nunca, te pago para que hagas tu trabajo. La señorita Stone está más que capacitada para hacer el suyo, déjale que demuestre todo lo que vale.
—No me cabe duda en que es una chica increíble en lo que hace pero aún así...— soltó un suspiro antes de negar con la cabeza—. Descuida, no volverá a pasar.
No miró en mi dirección ni siquiera por última vez, simplemente se limitó a salir de allí como si nada para reunirse con un par de compañeros del trabajo y juntos salir de la empresa para ir a comer.
—No tenías que hacer eso.— dije casi a modo de reclamo—. Estaba siendo amable.
—Estaba siendo pesado.— corrigió—. Además, solo era una excusa barata para intentar ligar contigo...
—Bueno, tal vez yo quería que ligara conmigo.— murmuré divertida.
—Tú no querías eso, Sibylle, no quiero sonar engreído pero solo te importa que una persona de esta empresa ligue contigo... Y para tu desgracia, ese es tu jefe.— murmuro burlón—. Es decir, yo.
Me jodía tener que darle la razón pero él muy hijo de puta estaba en lo cierto.
Ese chico ni siquiera me atraía.
—Es la hora de comer, ¿no vas a ir?— cuestionó ladeando la cabeza—. No tienes que entregarme eso hoy.
—No quiero tener beneficios solo por estarme acostando contigo.— murmuro negando con la cabeza—. Así que si, tengo que entregarlo hoy y si tengo que pasarme horas con el culo pegado en la silla voy a hacerlo porque soy una chica responsable que cumple con su trabajo.
Alzó sus manos haciéndome saber que podía hacer lo que me diera la gana.
—Si necesitas ayuda pregúntale a alguien que verdaderamente sepa.— se señaló a sí mismo—. Y no a algún empleado como el de hace rato.
—Tenía pinta de ser un chico muy inteligente, no veo nada malo en pedirle ayuda a él...— dije solo para molestarlo.
—No me jodas, Sibylle, recuerda que sigo siendo tu jefe.— advirtió—. Venía para hablar contigo pero por lo visto no querrás hacerlo hasta terminar tu trabajo.
—Exactamente, eres un hombre listo.— murmuré divertida—. Ahora, si no te molesta, ¿podrías retirarte para dejarme hacer el trabajo tranquila..?
—Por poder puedo, que vaya a hacerlo es una cosa totalmente diferente.— responde con el mismo tono.
Sin importarle que alguien pudiera vernos se inclina para dejar un beso en mis labios, mis mejillas arden sin razón alguna, él ríe al ver mi estado y se mete las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir.
—Te dejó trabajar tranquila, Preciosa...
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Magnate Camacho
RomanceLa vida del magnate Richard Camacho siempre fue sencilla, se basaba en trabajar para alcanzar el éxito y una vez alcanzado, seguir trabajando para no perderlo. Los dolores de cabeza comienzan cuando una joven que trabajaba su empresa le empieza a at...