Epilogo

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Algunas personas dicen que todos tenemos un alma gemela, nuestra media naranja o que para todo roto hay un descosido. Lo único que puedo decir al respecto, es que quizás no están del todo equivocados. Si me hubieran preguntado hace un año, si creía en el verdadero amor, posiblemente me hubiera reído y es que el amor y yo, sencillamente no congeniábamos. Pero las cosas ahora son distintas.

No puedo verlo, pero siento su cuerpo moverse detrás del mío, pero he aprendido a reconocer la forma en la que me toca, a reconocer su aroma y el calor que su cuerpo desprende. Empujo las caderas contra su pelvis y un gemido escapa de sus labios golpeando mi oído. Rio y levanto las manos, agitando mi cuerpo al ritmo de la música mientras nuestros cuerpos se tocan.

Se supone que enmendaríamos el camino y que dejaríamos de visitar antros y bares, pero nos encanta el peligro y la diversión. Así que siempre que salimos, decimos ir a ver películas o a cenar fuera. Pero en realidad, nos la pasamos a lo grande. Ya no buscando flirtear con alguien más, puesto que nos tenemos el uno a otro.

—Señora Smith —Susurra en mi oído y esbozo una sonrisa boba, como cada vez que se refiere de ese modo a mí.

—Dígame, señor Smith —Grito intentando que me escuche entre el alto volumen de la música.

— ¿Y si buscamos un poco de privacidad? —Me muerdo los labios y asiento.

—Soy toda suya —Aseguro.

—Lo sé.

Me saca del antro y me pega contra la puerta del auto, mientras su boca me besa con pasión. Rodeo su cuello y correspondo con la misma intensidad.

— ¿Te quedas conmigo esta noche? —Pregunta. Niego ligeramente y él se aparta para mirarme a la cara— ¿No?

—No, señor Smith. ¿Ya olvidaste que mañana es tu graduación? —Pode en blanco los ojos— Tienes que descansar ¿No estas nervioso?

—Lo que necesito, es a ti —Dice pasando uno de sus dedos por mi pecho y robándome un suspiro. Está poniéndomelo difícil— Y no, no estoy nada nervioso.

—Pues yo sí. A partir de mañana, serás un profesionista.

—También seré el esclavo de mi padre —Suelto una carcajada.

—No seas dramático —Digo rozando sus labios— Deberías estar feliz de que tendrás un empleo de inmediato.

—Créeme, trabajar con mi padre no será cosa fácil.

—Sé que puedes —Aseguro. Paso la lengua por su labio inferior y el gruñe.

— ¿Tienes idea de lo que haces? —Pregunta con expresión seria. Me encojo de hombros y pongo expresión ingenua.

— ¿Qué cosa?

—Me dices que me vaya a dormir sin ti y sin embargo me estas provocando —Su expresión ofendida me divierte demasiado— ¿Te parece gracioso? —Pregunta hundiendo sus dedos en mis costillas.

— ¡No! ¡Oye! —Me parto de risa intentando apartarlo, pero es inútil.

—Eres una provocadora.

—Ok, ok, me rindo —Digo con lágrimas en los ojos, debido a las cosquillas.

— ¿Te rindes? —Pregunta satisfecho.

—Me rindo, pero no voy a dormir contigo. Mañana tienes que estar lindo a primera hora y yo también.

—Con o sin ropa te ves espectacular.

— ¡Tonto! Mejor vámonos, porque sospecharan que no hemos ido a cenar.

—De acuerdo. Pero... mañana quiero mi regalo de graduación —Bromea.

Inocente FlirteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora