Capítulo 24

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~Ben~

Hundí las manos dentro de los bolsillos de mis vaqueros, intentando aligerar el frio que me calaba hasta los huesos. Pasaban de las 12 de la noche, y como hacía ya 3 noches, estaba al pie de la ventana de la habitación de Marja. Pero de nueva cuenta, permanecía sumida en la completa oscuridad. ¿Se había ido temprano a la cama? O ¿Había salido con sus amigas? Imposible, había llamado a Lía y estaba en una cena con su madre, confirmándome que no había quedado con Marja y lo que era peor, ninguno de esos días habían salido juntas, pero entonces ¿Dónde estaba mi niña hermosa? ¿Dónde se había metido?

La primera noche había intentado por todos los medios de hablar con ella, incluso había trepado por la pared hasta la ventana, pero no obtuve respuesta alguna ¿Realmente quería que todo terminara de esa manera? ¿Así? Debía estar loco o haber perdido la razón, su sonrisa, sus besos, sus caricias, sus ojos, todo… me gritaba que sentía algo por mi ¿Estaba equivocado? Imposible.

Tras ese primer intento de hablar con ella, ese mismo día por la noche había optado, con solo quedarme mirando su ventana. Suspendido de la universidad, sin que atendiera mis llamadas o mensajes, no había nada que pudiera hacer. Además… de que no podía forzarla a sentir algo que no deseaba, aunque eso significara morir en vida.

—Llegas tarde —Dije colocando la maleta de Perla en la parte trasera del auto y dedicándole una mirada de reproche. Había tenido que recogerla en el aeropuerto y hacía más de una hora que se suponía llegara.

—Lo siento, hermanito —Dijo nada sincera.

—Nada, más de hora de retraso —Dije cerrando la cajuela de un fuerte golpe. Perla quería pasar su cumpleaños con nosotros, por lo que tras organizarse con mi madre, decidieron organizar su fiesta de cumpleaños en la casa. Eso iba a ser un lio, aunque quizás tuviera la oportunidad de verla.

—Oye ¿Te caíste de la cama? O ¿Por qué ese mal genio? —Mi mal genio tenía un nombre, el cual, prefería no recordar. Pues cada vez que pronunciaba su nombre un dolor punzante se extendía por mi pecho, dejándome sin aire.  La amaba demasiado.

—Sube —Dije abriendo la puerta del copiloto. No deseaba que mis pensamientos siguieran el rumbo de ella. Pues cada vez que recordaba la expresión de su cara cuando se marchó corriendo…

—Mi hermanito tan caballeroso como siempre —Cerré la puerta detrás de ella y aborde el auto.

— ¿Y tu marido? —Pregunte intentando desviar su atención.

—Llegara mañana. Tiene que encargarse de algunas cosas de su trabajo. Ya sabes, mi hombre es un hombre de negocios —Dijo haciendo figuras en el viento con las manos.

— ¿Te trata bien? —No sabía mucho de él, pero era sin duda un tipo que Perla sabía manejar y eso me quitaba un peso de encima.

—Por supuesto, Ben —Se recargo sobre mi hombro— Gracias por preocuparte, pero no pude encontrar a otro mejor.

—Tal vez.

—Es enserio. No tienes nada de qué preocuparte.

Inocente FlirteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora