Capitulo 25

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~Ben~

Ver a Marja, movió todo dentro de mí. Había dado por hecho que no intentaría nada con ella, no después de como las cosas terminaran. Pero verla comprobó que eso era inútil. Los sentimientos que en vano trataba de mantener a raya y el deseo que me invadía cada vez que la tenía cerca, se encendieron de nuevo. ¡Demonios! Esa mujer me tenía cautivo. La amaba, incluso si ella no deseaba más que sexo de mi parte o pedía seguir en el anonimato, nada me importaba, quería, deseaba, necesitaba estar con ella, sin importar bajo qué condiciones lo pidiera. Aun cuando ella no sintiera nada por mí, eso no importaba. No podía evitar lo que sentía por ella.

—Tengo que irme —Dijo Marja. Y antes de que pudiera decir algo, paso de mí, incluso empujándome. Su reacción me descoloco y tarde unos segundos en reaccionar.

— ¡Ben! —Exclamo furiosa Perla, tomándome del brazo y evitando que fuera tras Marja.

—Ahora no… —Dije intentando zafarme de su mano.

—Ahora si ¿Qué fue eso? ¿Tu…? —Se le ilumino el rostro con una expresión que no pude descifrar, era  como si acabara de entender algo. Abrió la boca y me miro con desconcierto, aproveche para liberarme.

—Tengo que irme —Dije soltándome de su mano y dirigiéndome de prisa a la puerta. Tenía que hablar con ella.

—Hijo —Mi madre bloqueo la puerta. ¡Rayos! — ¿Tan pronto regresaste? ¿Y las velas? — ¡Joder! Las velas.

—Voy por ellas —Dije saliendo, mire a todos lados de la calle pero lo único que pude ver a lo lejos fue a un taxi que se alejaba. ¡Rayos! ¡Rayos! ¡Mi Marja! Se había ido de nuevo.

— ¿Ben? —La voz de mi madre me hizo devolver la mirada— ¿Pasa algo? —Pregunto con preocupación. La mire sin contestar unos segundos, moría por seguir a esa mujer… pero no podía dejarla botada.

—No, nada —Conteste con un suspiro de frustración— Ahora regreso.

~Marja~

Salí de la casa y por fortuna aún estaba ahí a un lado de la acera el taxi en el que había llegado. Abrí la puerta y el hombre me miro un poco sobresaltado.

—Por favor arranque.

—Pero…

—Pagare el servicio. Pero vámonos por favor.

—De acuerdo —Encendió el vehículo y comenzamos a movernos. Volví la mirada y vi a Ben con expresión confusa y a su madre a sus espaldas en la entrada de su casa. Era una cobarde, una grandísima cobarde. Pero ¿Qué podría decirle? Tenía un pánico horrible.

—Estuvo cerca —Susurre para mi misma.

— ¿Adónde la llevo? —Pregunto el hombre.

—Lléveme… —Quería ir a casa de mi tía, pero ahora él sabía dónde me estaba quedando ¿Qué debía hacer? En ese instante levante la vista y descubrí que justo pasaríamos frente a mi casa— Aquí. Deténgase —Claro, si me quedaba en mi casa, no me encontraría si me buscaba en casa de mi tía. De alguna forma necesitaba tiempo para pensar e intentar ahogar los sentimientos que crecían en mí.

Inocente FlirteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora