Capítulo 21

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¡Joder! Me aferre con fuerza a su cuello, estrujando su pelo y acercándolo más a mí. Gemí de placer sobre su boca, cuando su lengua se deslizo dentro de la mía. Vaya que no necesitaba probar nada más, amaba la boca de Ben y lo que hacía con la mía, amaba sentir sus manos sobre mi cadera reclamándome y percibir el olor de su loción que desprendía su cuerpo.

—Hola —Susurro sobre mis labios con una sonrisa juguetona.

—Hola —Conteste también sonriendo. Era inevitable, ahora estar un día sin verlo me hacía necesitarlo.

— ¿Qué haces aquí? —Pregunto separándose un poco para mirarme. Fruncí el ceño. ¿No le alegraba verme? ¿No me había extrañado? Su pregunta me había pinchado y dejado como un globo desinflado.

— ¿Quieres que me vaya? —Pregunte dolida. Negó con un movimiento de cabeza, mientras separaba mis piernas y entraba en medio de ellas. Apretándose contra mi centro.

—No es eso. Solo que me sorprendiste —Jugueteo con un mechón de mi pelo— No imagine verte y menos con esa clase de saludo —Me encogí de hombros. Ni yo misma sabía porque lo había hecho.

—Supongo que aplica eso de “Si Mahoma no va a la montaña…” —Sonrió de lado y me beso con ternura. Extrañas sensaciones brotaban en mi estómago cada vez que me besaba así. Con ternura y suavidad.

—Que montaña tan sensual —Ronroneo sobre mi boca.

—Por cierto, tengo que regañarte —Dije intentado concentrarme. Me miro curioso— Acabo de pasar el susto de mi vida —Dije dándole un golpecito sobre su firme pecho.

— ¿Susto? ¿Te asusta verme en estas fachas? —Pregunto mirándose.

—No es por eso —Conteste rodando los ojos.

— ¿Entonces?

—La puerta estaba abierta y creí que algo malo te había pasado… —Ladeo la cabeza y me miro, escrutando mi rostro con sus hermosos ojos.

— ¿Te preocupo? —Puse los ojos en blanco.

—Por supuesto, tonto. Pero ¿Por qué estaba abierta? —Mire la habitación— ¿Estabas con alguien? —Pregunte mirándolo acusadoramente.

—Si —Contesto tan serio que sentí estrellarme contra el piso— Tengo a una chica dentro de la alacena —Lo empuje molesta.

—Tonto —Intente bajar de la mesa pero me detuvo.

—Marja, me gustas ¿Crees que podría tener a alguien más? ¿Acaso no me conoces?

—Porque te conozco es por lo que te lo pregunto —Refunfuñe. Soltó una risilla.

—No te rías —No sé porque la idea de que tuviera algo que ver con otra me ponía como dinamita. Tenía claro que no era de mi propiedad.

Inocente FlirteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora