46.EN LA RADIO.

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Violeta se arregló ante el espejo para acudir a la entrevista radiofónica. Se sorprendió a sí misma. Recordó, de repente  sus sueños de juventud: llegar a ser famosa, a vender muchos libros. Cuando escribió CC, eso no era más que un sueño muy lejano.

Daniel iba vestido con una americana azul marino con coderas marrones, del mismo tono que sus pantalones y una camisa blanca que hacía destacar su piel bronceada. 

Ella vestía unas mallas y una camiseta bajo una americana también negra, menos unas estrellas blancas que salpicaban la americana.

«Otra vez estrellas» pensó Daniel, que sabía que Violeta necesitaba a  las estrellas, a Richard y su protección. 

Cuando llegaron a la puerta de la radio Daniel paró el coche y le tomó de la mano.

—¿Estás bien? —quiso saber.

—Sí.

—Esto pasará — susurró—. Si es él le pillaremos hoy

—Ojalá —deseó ella.—Gracias por hacer esto por mí

—Te quiero —declaró Daniel.

—Y yo a ti.

—¿Sí? ¿Me quieres?—quiso bromear.

—Sabes que sí.

—Anda, baja del coche o te besaré —amenazó

—Me gustan tus besos —declaró ella divertida.

—A mí me pone cachondo besarte y estos pantalones me aprietan mucho.

—Anda vamos.

Enseguida apareció Jaime

—¡Jaime! Buenos días —saludó ella.

—Hola, preciosa. Hola, Daniel.

—¿Qué tal, Jaime?

Los tres pasaron el control de seguridad del edificio. Se dirigieron a la tercera planta. El periodista encargado de la entrevista los recibió muy amablemente y eso relajó a Violeta. Se pusieron los cascos y comenzó el diálogo.

—Violeta, tienes una legión de seguidoras "las Letas", se hacen llamar

¿Cómo sienta saber que siguen todas tus actividades?

—Me siento muy honrada y agradecida y a la vez, siento que es una gran responsabilidad. 

"Las Letas" son un grupo de amigas que me acompañan a muchos actos sociales y me hacen sentir en familia.

—El éxito a veces puede ser abrumador, ¿Te has sentido alguna vez acosada?

—Bueno, una vez las cosas se le fueron de las manos a una seguidora. Creo que estaba un poco trastornada, pero de eso ya hace años. En el fondo, creo que le fallé. No pude prestarle toda la atención que ella reclamaba ni la relación que necesitaba.

—¿Eres de las escritoras que tienen claro todo lo que va a pasar en la novela antes de empezarla?

—No. Voy creando poco a poco. Soy un poco caótica. Tengo un horario fijo, pero no siempre paso esas horas escribiendo constantemente. A veces, garabateo o busco fotos, o leo y subrayo cosas que me inspiran.

—¿Crees que es difícil entender tu vida, tu trabajo?

—Supongo que sí. Pero mi gente sabe a lo que me dedico y eso es una ventaja. Mis niños se han criado en torno a la literatura y mis libros y, mis hijos mayores ya son casi adultos.

—¿Es Violeta Lee romántica?

—Definitivamente. Soy muy romántica, pero a la vez, tengo los pies en el suelo y sé lo complicado que puede ser encontrar a una persona que me complemente. También soy muy emocional, muy llorona. Me hacen llorar incluso algunas canciones.

—¿Estás cerrada al amor de pareja?

—No. Pero tampoco tengo prisa. Me he enamorado dos veces.

—¿Fuiste correspondida?

—Digamos que los dos dejaron en mí algo que nunca podré borrar de mi vida.

—¿Violeta Lee deja la puerta abierta al matrimonio?

—El matrimonio y el amor no tiene por qué ir siempre unidos. Creo en un compañero de vida y en una amistad que traspase ciertos campos, pero no necesariamente en el matrimonio.

-—Se dice que Tom Lance y tú, tuvisteis una relación ¿Cómo es compartir tu vida con otro escritor?

—Tom y yo salimos durante unos meses y no funcionó. La literatura no fue lo que nos separó, y tampoco sirvió para unirnos. Seguimos siendo amigos, nada más.

—Siento que te he incomodado —dio por hecho el locutor.

—No. No te preocupes.

—Por cierto. CC se basa en un viñedo ¿Te gusta el vino?

—Sí.

—¿Entiendes de vino?

—No. Solo sé diferenciar los que me gustan de los que no me gustan —declaró ella divertida mirando a Daniel quien le guiñó un ojo.

—Viendo que has llegado acompañada de Daniel Mor, —relató el periodista—, supongo que cuentas con bastante ayuda en cuanto a la elección de vinos.

—Daniel es el mejor anfitrión que puedo tener —dijo—. Pero tengo mi propia opinión y mi propio paladar. Quiero decir, seguro que hay vinos que él encuentra excepcionales y que a mí puede que no me agraden. Aunque creo que el vino que lanzará próximamente la bodega Mor, va a ser una gran sorpresa.

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