49. SI TI NO VALGO NADA.

3 1 0
                                    


Mientras, Daniel gritaba desesperado y empujaba la puerta.

—¿Lo oyes? —preguntó—. Me gusta oír su voz, asustado. Ya no tiene ese tono de prepotencia.

—Déjame salir —rogué—. Salgamos los dos y continuemos con nuestras vidas.

—No saldré de aquí sin tu promesa —juró, al tiempo que  sacaba un anillo y me lo ofrecía.

—Cásate conmigo —suplicó.

Se arrodilló incluso

—Levántate y escúchame —aclamé—. No te amo. Podemos ser amigos y seguir trabajando juntos. Como tú dices, siempre es bueno tener a alguien que sabe como es este sector

—Yo lo quiero todo —replicó—. No voy a conformarme solo con una parcela de tu vida. Eres una egoísta. Cuando era Carmen, pensé que, al no gustarte las mujeres, te había llevado a unos límites que no podías traspasar. Pero ¿Ahora? ¿No eres capaz de ponerte en mi lugar?

—Claro que puedo —increpé—. De verdad que sí. Porque a mí también me rechazaron hace años. Fue muy duro y muy triste. Me separé de todo lo que amaba, de mi casa, de los míos.

— ¿Crees que él vale más que yo? —vociferó.

—No se trata de valía —aclaré—. Creo que tú eres un tipo inteligente, atractivo, creo que podrás encontrar a alguien que te complete, como yo he encontrado a Daniel.

—Siempre me han demostrado que no soy valiosa —lamentó con una voz muy triste—. Mi padre, mi entorno, y ahora tú.

—Pues estaban todos equivocados —declaré—. Demuéstraselo. Demuéstrales que eres una persona valiosa.

—Sin ti no valgo nada.

En décimas de segundo abrió la ventana y se arrojó por ella justo en el mismo instante en el que Daniel lograba tirar la puerta abajo.

COSECHARÁS CORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora