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27 de marzo, comisaría

Pratt miró algo curioso a Zoe, que iba con una sonrisa de un lado a otro de la comisaría.

- ¿Te a tocado la lotería, Brown?- preguntó con algo de burla.

- Si, así es- la sonrisa burlona del agente Pratt desapareció y una mueca de asombro apareció.

- ¿En serio? ¿Cuanto dinero?

- No es dinero, ha sido un beso- el asombro se fue del rostro de Pratt y solo soltó un suspiro, mirando a la recepcionista que se encogió de hombros. Zoe ya le había contado como Keyla la besó el otro día, de hecho se lo había contado una y otra vez, hasta que Carla había pedido que se detuviera- Voy a mi oficina- y caminando felizmente desapareció de la recepción.

- ¿Es buena idea que siga juntándose con ella?- preguntó Pratt a Carla algo preocupado por su compañera.

- No lo sé. Antes pensaba que era malo que se encontrará con aquella chica, pero ahora ya no lo sé- y era verdad. Carla al principio creía que juntarse con aquella Keyla solo le iba a traer más problemas de los que ya tenía, que iba ser otro dolor de cabeza para Zoe. Pero el verla sonreír así de feliz cuando hablaba de la pequeña había hecho que aquellos pensamientos poco a poco se fueran de su mente.

Dentro de la oficina Zoe trabajaba con felicidad, raro teniendo en cuenta donde se encontraba. Escuchó que su teléfono sonaba a todo volumen, siempre lo llevaba al máximo de voz.

- ¿Si? Agente Brown al habla- al ser horario de trabajo le salió natural contestar de aquella forma.

- ¿Zoe? Soy Keyla.

- ¿Keyla? ¿Pasa algo malo?- preguntó buscando las llaves de su coche en sus bolsillos pensando en ir directa donde fuera que estuviera la pequeña. Desde que le dio el teléfono todavía no le había llamado.

- No, no pasa nada. Quería saber si tienes algo que hacer hoy, para ir a dar una vuelta si no estás muy ocupada- la agente se quedó unos segundos en silencio, repitiendo en su cabeza las palabras que Keyla acababa de decir.

- No, no tengo nada que hacer. Estoy libre.

- Genial ¿Entonces a qué hora quedamos?

- ¿Que te parece cuando termines las clases?- preguntó Zoe jugando con el bolígrafo que había encima de su escritorio- Podemos ir a comer, esta vez invito yo.

- No estoy en clase- silencio- Eran recuperaciones, y yo lo tengo todo aprobado- mintió. Simplemente no tenía ganas de ir, pero sabía que si le decía la verdad Zoe empezaría a hablarle sobre lo mal que estaba saltarse el instituto.

- ¿Entonces dónde paso a por ti?

- ¿Y si voy yo a por ti?

- Oh, está bien. Estoy todo el día en la comisaría así que ven cuando te parezca y vamos a comer.

- Okey, sobre las 13 estaré allí. Por cierto, este es mi número, guárdalo- Keyla se quedó en silencio un par de segundos, aquella última palabra había sonado como si fuera una orden, así que rápidamente volvió a hablar- Si quieres claro, no te obligo a agendarme.

- Claro que voy a guardar tu teléfono, Keyla. Entonces nos vemos en- estiró su cabeza para ver el reloj de manecillas que había colgado en la pared- Tres horas y catorce minutos.

- Nos vemos- cuando escuchó que la línea ya se había cortado dejo su teléfono sobre ella mesa. Si antes de la conversación ya estaba sonriendo como una tonta ahora lo hacía mucho más ¿Aquello se podía considerar una cita? Si, ella podía decirle cita en su mente.

Efectos secundariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora