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23 de marzo, comisaría

- ¡Joder!- exclamó la policía después de que Keyla terminara de hablar. Como habían quedado la noche anterior la pequeña había aparecido en su oficina nada más y nada menos que a las ocho de la mañana, pero como Zoe no entraba hasta y media estuvo treinta minutos esperándola en la puerta.

- ¿Como coño no me había dado cuenta?- Zoe lucía furiosa, la rubia estaba segura que nunca la había visto así. Estaba segura que si eso fuera una serie animada tendría humo saliendo por todos los lados.

- Puedes hacer algo, no?- preguntó algo dudosa Keyla. Esperaba conseguir algo de información a través de Zoe.

- Si, moveré unos hilos para que lo detengan- una genuina sonrisa se extendió por el rostro de la pequeña al escuchar aquellas palabras- Tengo que preguntarlo ¿Cómo has conseguido la información? ¿Nada ilegal, no?

- Un buen detective nunca revela sus trucos- acompañó esta frase con un guiño juguetón que hizo a Zoe soltar un suspiro.

- Está bien, creo que prefiero no saberlo- la policía se mantuvo en silencio unos segundos antes de recorrer el cuerpo de la pequeña con la vista- ¿Que tal estas de los golpes?

- Estoy perfecta, la pomada que me distes hace milagros.

- Me alegra oír eso- Zoe observó como la rubia jugaba con su pelo haciendo pequeñas trenzas- ¿Te han vuelto a...- sus palabras murieron en su boca.

- No- fue la rotunda respuesta de Keyla que hizo que Zoe dudará sobre si creerla o no-¿Cómo están tus compañeros?- se interesó buscando cambiar de tema.

- Uno de ellos ha salido esta mañana de cuidados intensivos nada más ha recuperado el conocimiento- la policía sonó emocionada y bastante alegre. Esta mañana había estado a punto de llorar de alegría cuando Pratt la había llamado para contarle los avances.

- Eso es genial. Estoy segura que el otro también estará fuera en un abrir y cerrar de ojos- cuando terminó de decir eso la sonrisa de Zoe se esfumó.

- Eso espero, de momento están manteniéndolo con respiraderos artificiales- se mantuvieron en silencio unos segundos. La mayor estaba pensando en como Keyla había conseguido aquella información y porque estaba tan obsesionada con aquella organizacion. Había algo que no le estaba contando, lo sabía, pero sabía que insistiendo no iba a llegar a ningún sitio. Si quería esperar algo de Keyla tenía que ser paciente- ¿Has desayunado? Te invito a algo.

- ¿Que? No, te invito yo. Me siento mal dejando que invites tu siempre, y más ahora que me estás ayudando- Keyla había logrado ahorrar lo suficiente para poder invitar a Zoe al menos a un café. No quería dejarse consentir siempre por ella.

- Está bien, invitas tu ¿Donde quieres ir?- ambas se pusieron de pie al mismo tiempo, la mayor cogiendo su pequeña bolsa con las llaves del coche patrulla, su teléfono y otros objetos personales, mientras que la pequeña tomaba su bolsa de la escuela. Tenía pensado ir después del patio.

- Cualquier cafetería estará bien.

- Aquí cerca hay una que abre temprano, podemos ir.

- Genial- fueron salir de la oficina pero la puerta se abrió dejando paso a Carla, la recepcionista, con un montón de papeles en sus brazos. Miró curiosa a la rubia, y después a su mejor amiga, levantando una ceja de forma sugerente.

- Tengo lo que me pediste- Zoe sonrió de inmediato y se acercó para tomar aquellos papales. Keyla solo la miraba confundida.

- Keyla puedes esperar un par de minutos fuera con Carla, salgo en nada- la pequeña asintió, aún no muy segura. La policía se veía bastante emocionada, tal vez debería decirle que mejor fueron otro día a comer y que se concentrará en eso. Pero no dijo nada, solo salió del despacho acompañada de la otra mujer.

Efectos secundariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora