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Keyla entró a paso decidió al baño donde se encontraban sus compañeros. Vio al hombre de la foto tirado en el suelo, con las manos y los pies atados, y sus ojos ardieron de la ira.

- Jodido cabrón- hizo el movimiento de acercarse pero antes de que pudiera lograrlo Maya la tomó del brazo. Sabía lo que estaba pensando la rubia.

- Vamos a preguntarle, no a darle una paliza.

- ¿Y por qué no las dos?- la otra mujer la miró duramente, finalmente Keyla suspiró dejando de hacer fuerza para acercarse a aquel hombre- ¿Estáis seguros que es el?

- Completamente- uno de los presentes tomó el brazo del hombre que estaba en el suelo y subió su camiseta revelando el tatuaje.

- ¿Que demonios queréis de mi? No he hecho nada malo, lo juro- dijo el hombre viendo con desesperación a los ojos de Keyla y retorciéndose en el suelo.

- ¿Seguro que no has hecho nada malo? Porque yo no diría eso- el hombre estaba temblando y solo podía ver a las personas que tenía en frente suya con miedo- Cuéntame todo sobre la organización y el asesinato de Julia Anderson.

- No se nada de eso. Me uní más tarde, solo soy un peón. Me dedico a pasar la mierda en los locales y a buscar camellos- nada mas dijo aquellas palabras sintió como le daban un golpe en la cara. Todos se quedaron en silencio mirando a la persona que había lanzado aquel puñetazo.

- Lo siento, no podía evitarlo- se disculpó Maya ante la mirada de reproche tanto de Keyla como de Samuel. Los presentes vieron como el hombre escupía algo de sangre y se volvía a incorporar contra la pared. Maya le había dado realmente fuerte.

- ¿Que sabes de Julia Anderson?- volvió a decir Keyla, con una voz autoritaria, repleta de rabia. Iba a sacarle toda la información, le daba igual tener que pasarse en un baño que olía a orina toda la noche.

- ¿La chica de hace más de medio año? Nadie sabe mucho al respecto- su voz temblaba y era difícil de entender a causa del reciente golpe, pero todos estaban en silencio escuchando lo que decía- Solo sé que la mató el jefe. No se quién es, nadie lo sabe con certeza. Pero debió meterse en algo gordo para que el jefe se ocupara de ella.

- Trabajas para el, ¿Has odio alguna vez sobre su aparecía física? Cualquier detalle nos valdrá- sus palabras podrían parecer amables pero su tono de voz era demandante y exigente.

- Dicen que es mayor, cincuenta, o incluso sesenta años. Todo lo demás es puro misterio, unos dicen que trabaja para el FBI, otros que es un simple vagabundo- Keyla se quedó en silencio observando a sus compañeros que tenían la misma mueca de confusión que ella- No sé nada más, no diré que habéis estado aquí, seré una tumba. Pero déjenme ir, tengo mujer y una hija en casa, necesito volver.

- No tan rápido, Joshua y el asesinato de la fábrica ¿Que sabes de el?- preguntó esta vez Samuel, apretando la mandíbula. El hombre lo miró confuso.

- N-No se de quién me estáis hablando. No conozco a ese tal Joshua, de verdad.

- No me mientas, joder- gritó Samu. Tenían suerte que fuera de aquellas cuatro paredes la música estuviera a todo volumen, ocultando lo que sucedía allí dentro- ¿Quién coño tenía que matarle? ¿Por qué el?- el moreno se había puesto de cuclillas hasta estar a la altura del hombre, mirándolo directamente a los ojos.

- L- la fábrica, el señor Rodrigo, si, el tenía que ocuparse de el traidor. E-el iba por ahí diciendo información a cambio de dinero, debió ser él el que mató a vuestro amigo- tanto los ojos de Samuel como los de Maya se pusieron en Keyla, quien asintió confirmando que lo que decía tenía sentido. ¿Como no había podido adivinarlo antes?

Efectos secundariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora