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6 de marzo, Comisaría
12:51

Carla observaba a la otra mujer a través de la puerta abierta de su oficina, sumergida en un montón de papeles.

- Lleva una semana sin prácticamente salir de ahí dentro, parece mentira que antes no aguantara ni diez minutos ahí dentro- se sorprendió cuando escuchó la voz del agente Pratt a su lado- ¿Que opinas tú?

- Que debería dejar este caso. No debería ni haberlo tomado- sus ojos no se separaron de Zoe. Hacia más de medio año que no la veía pasar tantas horas seguidas en su oficina, de hecho estaba segura que estos últimos meses no pasaba ni tan solo una hora entera.

- ¿Crees que estan relacionados?

- Habría que estar idiota para no creerlo- la recepcionista suspiró, apoyando su cabeza sobre la pared- Y ella también lo sabe, por eso no quiere dejarlo.

- ¿Pero no le prohibieron trabajar en el caso?

- Mientras esté como dos diferentes puede hacerlo. Tampoco hay mucho que los una, sabes- esa última frase estuvo cargada de ironía.

Ambos estuvieron un par de minutos más observando a Zoe antes de volver a trabajar.

Dentro de la oficina la policía corroboraba todas las cuartas de cada empleado de la fábrica hasta que el sonido del teléfono la despistó. Era su alarma. Nada más vio la hora que era se levantó de la silla de un salto. Había quedado con Keyla para comer y si no se iba ahora no llegaría a tiempo a la hora acordada.

Dejó los papeles sobre la mesa y se puso el abrigo, aún hacia mucho frío.

- Carla, me tengo que ir. Que nadie entre a mi oficina- le dijo a su mejor amiga cuando paso por delante de recepción con bastantes prisas. Esta la miró sorprendida de que por fin saliera de aquellas cuatro paredes

- Está bien ¿Puedo preguntar dónde vas?

- A comer con Keyla, quedé con ella la otra vez- y después de contestar se marchó con bastantes prisas de la comisaría.

Durante la comida se centraron en hablar sobre ellas, olvidando por completo aquel caso que ambas tenían en mente la mayor parte del tiempo.

Zoe descubrió ciertos hábitos que tenía la de ojos verdes, como voltear a todos los lados cuando estaba nerviosa, de hecho en un principio la mayor se pensó que Keyla estaba esperando a alguien, pero no, solo eran los nervios. Vio otra vez ese lado rebelde que tenía la pequeña cuando la pico un poco. Pero lo más importante fue fijarse que no traía ni un solo golpe, podía asegurar que era la primera vez que veía su rostro sin hinchazones, moretones y heridas, y tenía que admitir que era mucho más hermosa. Bueno, a nadie le favorece tener un chichón en la cabeza o el ojo hinchado por culpa de un corte en la ceja.

Keyla por su lado se sintió bastante agusto, menos los primeros minutos, en ese momento estaba demasiado nerviosa. Pero terminó sintiéndose bien, porque estar cerca de Zoe la tranquilizaba. Se sentía de alguna manera querida, que importaba. Era una sensación que había olvidado.

*****
6 de marzo, comisaría
15:11

Zoe había vuelto de su comida con Keyla, habían ido al mismo lugar que siempre, nada especial, pero por el tono de voz con el que había saludado, Carla sabía que estaba bastante feliz.

- ¿Pero qué haces aquí?- preguntó Carla sorprendida de verla de vuelta en la oficina. Pensaba que después de la comida se iría a su casa, a descansar y a quitarse aquellas ojeras que llevaba.

- Pues trabajar.

- ¡¿Trabajar?! Creo que te estas volviendo adicta al trabajo, eso o te has vuelto loca de remate- Carla suspiró antes de volver a ver a su mejor amiga- ¿Que tal te ha ido?

Efectos secundariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora