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14 de febrero, máquinas expendedoras
18:30

Frío, otra vez la nieve se apoderaba de las calles tiñendo todo de blanco. No era de noche, aún eran las seis y media de la tarde, pero como oscurecía pronto si que lo parecía.

Keyla estaba de pie, apoyada en la máquina expendedora. Llevaba una sudadera verde que a duras penas daba calor y lo mismo iba por sus pantalones vaqueros. Las únicas prendas que llevaba y realmente la protegían del frío era aquel gorro rojo y aquella bufanda que ahora siempre llevaba puesta.

Estaba esperando a Samuel, habían quedado allí hacia casi media hora, pero por lo visto el chico se había olvidado por completo.

- Cuando te vea te enteraras- murmuró pasándose sus manos por los brazos, buscando algo de calor.

Vio a lo lejos una luz azul acercarse, un coche policial. No tuvo ni que preguntar quien era, cuando el vehículo se detuvo en frente suya, ya lo sabía.

- Buenas tardes, Agente Brown- saludó con una pequeña sonrisa cuando vio a la morena bajar por la puerta del conductor.

- Buenas, Keyla- la nombrada abrió la boca algo sorprendida cuando escuchó a Zoe decir su nombre- ¿Que ocurre? ¿Pensabas que no me sabía tu nombre?

- Si, bueno... No me habías llamado nunca, así que tampoco podía saberlo- comentó con cierto humor haciendo reir a la mayor.

- Tienes razón- Zoe se quedó unos segundos observando a la de ojos verdes, llevaba su bufanda, eso le hizo sonreír, pero luego se percató de que tenía los labios ligeramente morados y las mejillas completamente rojas- No deberías salir a la calle con tan poca ropa, hace frío y te vas a resfriar.

Keyla solo soltó una pequeña risita encogiéndose de hombros. Sabía que iba a coger un buen resfriado, pero no tenía más ropa para ponerse.

- Estoy segura de que un resfriado no me va a matar- bromeó. A cada palabra que decía un poco de vaho salía de su boca.

- Yo no estaría tan segura. Deberías preocuparte más por tu salud- Zoe se quitó su plumífero y lo dejo puesto sobre los hombros de la otra chica. Era el de su uniforme- Te invito a un café calentito.

- ¿Y a un sándwich calentito?- preguntó Keyla tomando los bordes de la chaqueta para abrigarse, al mismo tiempo que levantaba una ceja. Algo de comida le vendría muy bien.

- Y a un sándwich calentito también- esas palabras hicieron que la rubia sonriera.

Zoe subió al coche seguida de Keyla, lo primero que hizo la agente fue encender la calefacción, el poco tiempo que había estado fuera el vehículo se había helado.

- Veo que ya tienes mejor la mano- la agente Brown en verdad se había percatado de eso hacia un buen rato, al igual del no-tan-pequeño moretón que llevaba cerca del ojo. Todavía tenía que descubrir donde se hacía todo aquello.

- Si, ya ha bajado la inflamación. En nada estaré como nueva- Zoe sonrió un poco al escuchar a la rubia tan animada. Los siguientes cinco minutos del trayecto fueron en completo silencio.

Una vez en la cafetería ambas buscaron asiento cerca de la calefacción, buscando algo más de calor.

- ¿Que tal te va el trabajo? ¿Habéis avanzado algo en el caso?- Zoe la analizó unos segundos antes de responder.

- Algo, tenemos un sospechoso- en ese momento vio como los ojos de la pequeña se iluminaron ¿Había dicho algo bueno?

- ¿En serio? Eso es genial ¿Y quien es?- preguntó bastante emocionada al pensar que por fin aquella banda había cometido un error al dejar que sospecharan de uno.

Efectos secundariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora