Tres Verdades

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Lagrimas de luna


Tres verdades


Es como si su cuerpo no escuchara ninguna de sus órdenes, es como si no lograra coordinar sus manos y sus piernas porque incluso cuando se ha repetido varias veces que no tiene nada que hacer ahí, que de todos modos no van a recibirlo y que incluso si lo recibieran, realmente no tiene nada que decir.

Llega a la puerta en medio de la noche, no ha dormido desde que supo lo sucedido, en su mano hay una pieza de jade, una que le fue confiada hace años, una que no debería tener en sus manos, una muestra de la confianza que ya no existe. Jiang Cheng se queda petrificado cuando esta a punto de cruzar, ¿Qué hago aquí? Es la pregunta que no puede responderse, la muerte repentina del líder de la secta Nie debería haberlo llevado en otra dirección, al encuentro de un antiguo amigo, no aquí, no a la tierra que le es vetada, si lo descubren dentro podría tomarse por un ataque pero ha venido solo y ha venido a ver solo a una persona, incluso si no lo recibe, incluso si debe verlo desde las sombras, necesita saberlo.

Pasa por los caminos de su juventud, la Secta Lan no ha cambiado, mismos horarios, misma cantidad de guardias, avanza escondido entre las sombras, llega a las habitaciones del líder de la secta Lan, sentado quieto pero no cultivando, solo ahí, quieto y sereno.

- ¿Qué te trae a Gusu, Líder de la secta Jiang?

Sale de las sombras, es inútil esconderse cuando ha sido descubierto tan fácilmente.

- Supe sobre la muerte del líder de la secta Nie

- Si, se debía avisar sobre ello

- ¿Cómo te encuentras?

Su voz es suave, una pregunta sin dobles intenciones, una pregunta que no debería significar nada ahora, pero qué necesita tener una respuesta, Lan XiChen tiene los ojos brillantes por las lágrimas, no esconde su rostro cuando Jiang Cheng llega a su lado. Se sienta a su lado en lugar de sentarse frente a él, se queda en silencio esperando a que las palabras lleguen.

- La ultima vez que lo vi, discutimos, nada grave pero él siempre fue tajante, quería que destruyéramos los manuscritos de Wei WuXian, hablaríamos con mas calma... ahora esa conversación no sucederá.

- Lo siento

- Viniste solo por eso, ¿buscas al niño aun?

- Vine por ti, vine porque sé lo que es perder a tu hermano sin poder despedirte... vine porque pensé que... no importa

Lan XiChen observo el rostro en calma, sin esa mirada cruel que muchas veces estaba presente, sin esa cólera que lo enfurecía, solo ahí, a su lado. El tiempo era siempre tan extraño, como en ese momento, con la luna como única testigo de la verdad, incluso si nunca lo decían, era mas profundo.

El sonido de las cigarras avisaba de una lluvia pronta, Jiang Cheng no dijo nada de marcharse, Lan XiChen no dijo nada de despedirse y siguieron sentados, hombro a hombro cuando la lluvia comenzó gota a gota hasta convertirse en una cortina espesa, los rayos iluminando el cielo por menos de un palpitar, se juraron odio, se amenazaron de muerte, se insultaron y han evitado hablarse por años, Jiang Cheng odia ese silencio lleno de tristeza, donde otra muerte golpea a un hombre tan amable como Lan XiChen y si pudiera ahorrarle un poco de dolor sin dudas lo haría.

- Has comido antes de venir o tienes hambre – cuando Jiang Cheng trata de mentir, su estomago vacío lo delata con un gruñido de hambre, una leve sonrisa se pinta en los delgados labios del líder de la secta Lan – vamos a la cocina, sígueme

LAGRIMAS DE LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora