Incienso y te de menta 2

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Incienso y te de menta 2



El infierno es un lugar casi agradable, claro siempre y cuando no cayeras en las manos de los oficiales infernales, porque uno de sus talentos era la forma en la que te devolverían el dolor, no sería esa sensación vaga de ser un fantasma, sería como ser un humano vivo y no solo eso, uno con la carne y los nervios delicados.

Ellos podían hacerte tener tanta hambre que en la desesperación te comerías tus propios dedos, o podían jugar con tu mente, hacerte revivir el momento de mayor agonía mil veces consecutivas, dispersarte como un cerillo.

También podían hacer tu vida sencilla, te daban una marca y un estatus, como la cobra Shagal, que podía escoger sus clientes porque todas sus chicas estaban bajo la protección de uno de los oficiales, como el Cerdo carnicero, porque todos los empleados de su cocina estaban protegidos por otro, como los cementerios que tenían su propio protector. Claro, todos estaban muy por debajo de su Alteza Infernal, él tenía todo bajo su jurisdicción, un solo error podría traer una lluvia de sangre y nadie podría esconderse. Convenios y limites, los oficiales eran Ira, y podrían soñar con alcanzar la Devastación, pero de ahí a que lo lograsen, sabían que era mejor vivir en equilibrio que morir en soberbia.

― Y desde luego, nadie tocara a esa alteza que has perseguido – el oficial estaba sentado en su trono de cadáveres, podría resultar repulsivo al mismo tiempo que fascinante - ¡Me encanta tu locura!

― Me confundí

― Claro que te confundiste, si tuvieras intenciones absurdas esa alteza te convertiría en humo antes de que logres comprender que has dejado de existir, no es broma ponerse en su camino.

― Es tan poderoso e importante, pero camina tan fácil por el mercado

― ¿No me has entendido? El reino infernal le pertenece, nuestro señor le regalo todas las tierras y a todos los fantasmas, tú le perteneces. Y los que llegaran mañana también.

― ¿Cómo es posible? Creía que la muerte era la única libertad...

― La muerte es como la vida, eres débil y no vales nada, eres poderoso y lo controlas todo, nuestro señor es el más poderoso, pero si a él, le sumas el poder de su marido, es mejor dar gracias porque te deje existir, en el pasado elimino a la mitad del infierno, en este momento solo nos observa, mientras nadie rompa las reglas

― ¿El realmente puede controlarlo todo?

― Claro, no tiene rival y nosotros lo que se considera sus oficiales infernales, hacemos el trabajo de vigilar sus tierras.

― Entonces... podrías decirme dónde está mi familia o cómo está mi hijo

― Lo primero – dijo el oficial ya sin sonreír – no me preguntes por algo que jamás tuviste, sé perfectamente que no tienes ni tuviste ningún hijo, lo segundo es innecesario, tienes junto a ti a un buen sirviente, él puede decirte lo que sucedió

Wei WuXian observo al tío Cuatro que estaba silenciosamente agachado sin alzar los ojos, no era su sirviente, era su familiar político, pero sería inútil tratar de decirle eso a este ser oscuro. Les sirvieron el té mientras las concubinas dejaban las tazas, Wei Ying noto que parecían muñecas, como excelentes trabajos de manipulación.

― No entiendo por qué, tal vez estoy confundido, pero desde que recuerdo, cada vez que pregunto por mi familia, todos esquivan mis preguntas

― Tus recuerdos, eso sí puedo explicarlo y en realidad es muy sencillo. Capturaron tu alma, te alimentaron con núcleos e incluso trataste de escapar varias veces, por eso tienes huecos entre lo que sabes y lo que no.

LAGRIMAS DE LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora