EL ENVENENADOR 4

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Su boca siempre tuvo algo malo, solía decir lo que pensaba pero cuando la otra persona escuchaba resultaba herido, él único al que podía decirle lo que quisiera y que siempre estaba de su lado incluso si en efecto, sus palabras le hacían daño, era su hermano.

Es complicado, muy complicado ahora pensar en sus hermanos, en la hermana que creyó haber perdido, el dolor que lo hizo doblarse y gritar, la dulce chica a la que no pudo salvar, eso no tiene sentido, su hermana esta viva, contenida y atada pero viva, ha perdido la mitad de su mente y ha vivido engañada pero esta viva, ahora mismo no sabe si eso es un premio o un castigo.

Su hermano, el hermano que lo abandono dejándolo solo en este mundo crudo y frio, el hermano que escogió morir antes de quedarse con él, el hermano que no lo eligió aun sabiendo cuanto lo necesitaba, que no le quedaba nada ni nadie más. El hermano que si le dejo algo, algo que el mismo perdió.

Le dejo al niño, ambos le dejaron a uno, para que no estuviera solo en este mundo y que pésimo trabajo ha hecho, a uno dejo que se lo robaran, dejo que se criara con sus enemigos, con el asesino de su madre y al otro lo evito porque cuando lo ve claro que lo quiere, pero también la recordaba a ella que no estaba.

Entonces... ¿todo es culpa suya? En lugar de merecer el perdón es qué merece un castigo, una manera de pagar por haber sido incapaz de valorar plenamente los hermosos regalos que le dieron.

Pero cuando mira hacia el estudio cerrado que nadie se atreve a abrir, es Lian FangZun un traidor como lo cree él, o es otro ingenuo que no sabe contenerse cuando se trata de confiar en quienes ama, sabe que ZeWu Jun no hizo esto solo, no es posible. Pero no sabe quien o quienes lo hayan ayudado. Y ni siquiera logra entender la razón, cuál es el sentido de todo esto.

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La Dama de la Luna

Que gran título, que curioso que entre los mercados se hablaba de ella como una salvadora o una heroína, la única mujer capaz de destrozar a los cultivadores que se han aprovechado de otras mujeres. Pero entre los cultivadores es mas como una existencia repugnante, sentada ahí sabe que no están afuera por miedo o compasión, si no entran es porque frente a su puerta Lan QiRen hace guardia, tiene la espada sobre las rodillas, lista para acabar con su vida si se mueve o con cualquiera que desee entrar sin ser autorizado.

Pero ¿Quién tiene la autoridad?

¿Quién es el justo entre ellos, capaz de sentenciarla?

No lo harán, al menos no hasta que vengan sus hermanos, porque dañarla ahora no es algo que vaya a quedar sin consecuencias.

Tampoco lo que ella hizo, y lo sabe, claro que lo sabe, A-Xian no tolerara que haya alzado su mano contra A-Cheng, incluso si el único herido es Jin Ling, A-Xian siempre ha sido débil por su hermano. Pero la ama. Claro que la ama, él tratara de ayudarla.

― Antes no era así, sabe, esto no me pasaba antes, no le hubiera hecho algo así a mi hijo, a nadie, podía detenerme un segundo antes si veía que el hombre realmente se arrepentía, no entiendo porque ahora tuvo que pasar – dice la Dama en un susurro, sus manos están atadas pero ella las ve, como las armas que son

― Su núcleo siempre fue débil – responde con simpleza el hombre mientras se toca el mentón en ese ademan de quienes han vivido más que uno – apenas desarrollado. El cultivo demoniaco tiene un alto precio, es demasiado fuerte para usted

― Yo no lo pedí. Sé que no me cree pero fue Jin GuangYao, fue el bastardo, recuerdo su voz, recuerdo la forma en que sostenía mi mano, Xue Yang también lo sabía. Si hubiera recordado antes, me habrían matado.

LAGRIMAS DE LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora