Capítulo 36

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La noche había caído y Jungkook se encontraba todavía encerrado dentro de su oficina que se encontraba en las instalaciones de la policía de Seúl, mientras revisaba en su computadora los expedientes criminales de su más reciente caso, Kim Taehyung, el había sido el encargado de seguir con el caso Kim, definitivamente tenía mucho por hacer, no era un caso fácil debido al historial criminológico de este sujeto, llevaba ya varios meses detras de pistas para poder atrapar a Taehyung y cuando creyó que podía hacerlo, este se le había escapado sin dejar ningún rastro, busco en uno de sus cajones una carpeta en especial, la puso sobre su escritorio y comenzó a leerla, en esta estaba la poca información personal de Taehyung, pero algo muy importante que sabían era que Taehyung ya no estaba solo, ahora tenía una familia y de eso se aprovecharían.

Miró su reloj el cual marcaba las casi una de la madrugada, por lo que Jungkook se dispuso a guardar la carpeta, miro por ultima vez la imagen que tenían de Taehyung saliendo de un lujoso restaurante, era la única que poseían, pero se alcanzaba a ver el rostro de Kim, y aunque hubieran podido tener los videos de las cámaras de seguridad, cuando fueron a buscarlas ya no estaban, el personal argumento que todas se habían dañado, pero Jungkook no era estupido, el sabía que la gente de Taehyung haya ido por esos vídeos antes que ellos.

- Maldito bastardo - vocifero Jungkook, pues todavía no podía creer el poder y la influencia que Taehyung tenía en todos lados - Así sea lo ultimo que haga, voy a acabar contigo Taehyung, voy a meterte preso - Jungkook le decía al retrato en la computadora.

La mente de Jungkook también viajo a aquel encuentro que tuvo con aquella mujer en el centro comercial, se miraba tan bien, en aquel vestido rojo, sonrió con solo imaginar lo bien que ese vestido de pegaba a su hermosa figura, desde siempre a Jungkook le atrajeron las mujeres de cuerpos curvilíneos y Marissa tenía un cuerpo que definitivamente debía ser la envidia de las mujeres en Corea.

Apago la computadora y se levantó de su lugar para dirigirse a su departamento, realmente no quería llegar ahí, pues siempre se sentia solo, no había alguien que lo recibiera después de un largo día de trabajo, así que no había mucho que esperar al llegar a aquel lugar. Salió del edificio de la policía y se despido de los vigilantes, fue hacia el estacionamiento y quito el seguro del coche, para después subirse en el y comenzar a conducir hacía su departamento.

Mañana le esperaría un largo día de trabajo, tenían un operativo de cateo a una mansión donde se suponía guardaban sustancias ilegales y el seria el líder.

[•••]

La mesa estaba puesta, TN estaba con una gran sonrisa pues en unos minutos su hijo llegaría, ella lucia un vestido negro que se ajustaba a su cuerpo, con una zapatilla del mismo color y una gargantilla de diamantes al igual que los colgantes, Taehyung lucia unos pantalones de vestir, de la marca Versace, una camisa blanca metida por dentro, algo simple pero que aún lo hacia verse como uno de los hombres más atractivos, su hija menor también estaba presente, escucharon voces acercarse y a TN se le erizaba la piel, los pasos se hicieron cada vez más cerca, hasta que pudieron observar una figura juvenil mostrarse por el arco de la entrada al gran comedor, TN sonrió cuando su hijo también lo hizo mientras la miraba, dejo de tomar la mano de Taehyung para correr a su hijo, lo estrecho en sus brazos y se rompió en llanto, ahora su pequeño no lo era tanto, pues era más alto que ella, casi como su padre, unos centímetros menos, se separaron y el limpio sus lagrimas.

- No llores más mamá, ya estoy aquí.

- Mi pequeño Beomgyu, estoy tan feliz de que por fin estes aquí con nosotros.

- Mamá ya no soy tan pequeño - los dos sonrieron, Taehyung también se acerco a ellos.

- Y para tú padre no hay un abrazo - Taehyung extendió sus brazos y Beomgyu lo abrazo, también había hechado de menos a su padre, aunque el haya sido el causante de su partida al extranjero.

MAFIA KIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora