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No hay nada más espantoso que los días lunes, porque para iniciar, levantarse temprano por la mañana sabiendo que tienes un deber que cumplir, significa de por sí, que comienza una semana buena, o una semana llena de estrés y complicaciones. Eso era lo que pensaba Donghyuck al escuchar medio somnoliento su alarma.

La canción Billie Jean de Michael Jackson sonaba haciendo ruido por toda la habitación, rápidamente estiró su brazo hacía la mesita de noche y la apago, pasó una mano por su rostro para tratar de despertar mejor a la vez que se levantaba de la cama, aunque odiara los días lunes no podía permitirse seguir unos cuantos minutos más en la cama, si no llegaba a tiempo a la escuela lo más probable es que fuera castigado por su madre, y no quería eso, de hecho siempre evitaba cualquier cosa que la pudiera hacer enojar.

Al llegar al baño miró su rostro cansado en el espejo, sus ojeras, y su cabello desordenado, definitivamente sin maquillaje nadie lo reconocería, porque esas espinillas que generalmente se pueden tapar con un poco de base facial, aquellas feas ojeras, o sutiles imperfecciones, ahora eran completamente invisibles.

Ya vestido, se miró por última vez en el espejo de su habitación y se puso aquellos lentes ópticos que creía que lo hacían ver mucho peor. Si, efectivamente, nadie lo reconocería con aquella facha, por eso a veces pensaba seriamente en usar siempre lentes de contactos ópticos, los usaba solamente para asistir una vez al mes a aquellas fiestas, porque estaba seguro que con el solo hecho de verlo con sus lentes normales lo reconocerían.

Fuera de su casa inhalo el aire fresco de la mañana, y se dirigió a la parada de autobús mirando el suelo porque siempre tropezaba, a veces creía que era su peor enemigo, siempre terminaba no con un rasguño, sino que con varios y estos le dolían por días.

No tardó mucho en llegar a la escuela, el lugar en donde estaba su estrés, ansiedad y sus compañeros insoportables. Fue hacia su lugar que estaba al final de la clase, donde nadie lo molestaba, pero también donde le resultaba difícil ver lo que estaba escrito en la pizarra.

Como siempre estaba con sus libros sobre la mesa y su lápiz en la mano, listo para tomar apuntes, cuando lo vio llegar haciendo bromas con su mejor amigo, trato de mantenerse sereno pero sabía que iba a terminar sonrojado si lo miraba directamente a la cara, así que no sabiendo qué más hacer, ocultó su cabeza entre sus brazos para simular estar dormido y no darle importancia al otro que estaba entrando a la clase, aunque seguramente a Mark no le importaba su presencia, pero Donghyuck siempre pensaba demás las cosas y a veces era muy nervioso y perseguido.

Siempre le daba igual encontrarse con las personas con las que se había acostado, pero en realidad nunca se había vuelto a encontrar con una, y aún que se volviera a encontrar con una, no se acercaría. Pero comprendía que, "Mark Lee", no era cualquier persona, y estaba seguro que si hubiera estado en todos sus sentidos habría pensado una y otra vez antes de meterse con el, que el tiempo seguramente se le habría acabado de tanto pensar y no habría hecho lo que hizo.

Mujeriego, arrogante y creído, esa era la definición que tenía de él, tenía bastantes amigos, un chico social y para variar con buenas notas, no tanto como las suyas, pero le alcanzaba para estar entre los mejores de la clase, así que no lo podía juzgar por eso.

¿Lo bueno?, Es que Donghyuck nunca había hablado con él, salvo el día de la fiesta, y ahora con mayor razón no lo haría, por esta misma razón él creía que el otro no sabía de su existencia y preferiría que siguiera siendo así .

Pero la noche anterior había dado una y mil vueltas en su cama intentando olvidar los toques en su cuerpo y lo bien que se había sentido, porque eso estaba mal, estaba muy mal, porque muy dentro de él le gustaría repetirlo, pero sabía que eso no pasaría, y entendía que los dos eran de mundos distintos, simplemente no encajaban. Comprendía que Mark era popular, guapo, y tenía dinero, el se consideraba guapo cuando se maquillaba, pero admitía que sin maquillaje en su rostro se sentía algo inseguro, también tenía dinero, pero no era popular ni sociable, no era que aquello le importara mucho tampoco, porque no podía tener distracciones como amigos, y prefería que las cosas siguieran en donde debían estar.

Me estoy enamorando de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora