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Estaba sentado en una banca que estaba en el patio trasero de la escuela, aburrido, preguntándose el porque ese día estaba cerrada la biblioteca y el porqué su madre había vuelto antes de su viaje de trabajo, suspiró pesado a la vez que miraba al resto de los alumnos conversar entretenidamente con sus amigos.

Agarró su teléfono para escuchar música e ignorar el murmullo del receso, se recostó en la banca y cerró los ojos esperando encontrar más tranquilidad, pero con el sol pegándole en lo ojos se le hacía un poco difícil, joder, estaba en una banca que estaba bajo la sombra de un árbol ¿Por qué le llegaba el sol?, seguramente era su mala suerte, bufó tratando de ignorar la luz solar concentrándose solamente en la voz de Michael Jackson sonando en sus audífonos.

Pero su tranquilidad se vio interrumpida al sentir que algo provocaba sombra en sus ojos, los abrió lentamente y miró que una mano le estaba tapando el sol. Sin embargo al sentir que agua helada le caía encima se levantó rápidamente tosiendo un poco al sentir que le había entrado un poco por nariz.

—¿Qué hace alguien como tú aquí?. - se burló el chico riendo junto a sus tres amigos.

Donghyuck se sacó inmediatamente los audífonos y se aseguró de que a su celular no le hubiera caído agua para luego sacarse los lentes y pasarse una mano por el rostro secando ligeramente las gotas de agua mientras sentía cómo su cuerpo se tensaba con una pequeña ola de nervios.

Solo se quedo callado esperando recibir más insultos porque no era como si pudiera evadirlos, tampoco podía defenderse, porque si su madre se enteraba de que había ido a dirección lo castigaría y lo que menos quería era eso, estaba acostumbrado aguantar esos insultos, porque era preferible que lo siguieran molestando a tener que ir a dirección.

—Tú no perteneces aquí, rarito. - habló la pelirroja, lanzándole el concho de agua que quedaba en su botella.

Se cubrió el rostro con las manos para de alguna forma evitar que esta le cayera, solo agacho la mirada, porque si miraba a las tres personas frente a él no podría controlarse y terminaría respondiéndoles de mala manera, se defendería y eso estaba mal, solamente tenía que soportar un poco más y se terminaría.

Tal vez era su ansiedad lo que no le permitía responder, porque tal vez si lo llevaban a dirección él ganaría porque solamente se estaba defendiendo, pero su madre no lo vería de aquella manera ya que según ella, "ir a dirección arruinaría tu reputación".

Y lo que más le encargaba a parte de tener buenas calificaciones, era tener una hoja de vida escolar completamente limpia.

Sintió que era salvado por la campana para ir a clases, estos se fueron pero no sin antes burlarse un poco más, suspiró levantando la mirada viendo que los demás alumnos lo miraban con pena y otros con burla, pero ninguno lo había defendido y sabía el porqué, en el fondo nadie quería encontrar problemas por defender a una persona como él.

Ellos podrían tener razón con que él no pertenecía allí, porque no tenía muchos amigos, y su vida era un poco más difícil que las de los demás, pero todos son distintos.... únicos.

Es por eso que no deja que aquellos comentarios le afecten, porque sabía que en el momento en que lo hicieran él volvería a hundirse y eso es lo que menos quería, él tenía que ser fuerte, debía hacerlo, porque si no lo era, nadie más sería fuerte por él.

Así que se limpió otra vez el rostro con sus manos, se levantó de la banca y tomó sus lentes limpiándolos con el borde de su camisa, para luego caminar hacía su clase como si nada hubiera pasado.

Ingresó a esta ignorando las miradas curiosas de sus compañeros y se fue a sentar a su lugar.

Tal vez aquel día se había levantado con el pie izquierdo porque la parte en la que el profesor decía que iba a entregar los exámenes no era su favorita, sobre todo cuando se trataba de matemáticas, ¿Ya había dejado claro cuánto odiaba las matemáticas?.

Me estoy enamorando de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora