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El silencio en el auto era cómodo, o al menos no le provocaba aquella incomodidad que hacía que quisiera abrir la puerta y lanzarse para respirar un poco más tranquilo, o tal vez solo era lo enfermo que se encontraba que lo hacía alucinar que el ambiente era cómodo. Cualquiera sea la situación trataba de no colocarle mucha importancia, de vez en cuando miraba disimuladamente a Mark viendo aquel perfil que muchas de las chicas en su escuela definían como perfecto, y tal vez tenían razón porque era realmente atractivo como se le marcaba su mandíbula, su mirada filosa concentrada en la autopista y como se marcaban los músculos en sus brazos porque tenía las mangas de su camisa remangadas.

Trago duro y pensó en que tal vez la enfermedad estaba haciendo que se fijara en cosas que no se debería fijar, así que antes de que este se diera cuenta y lo colocara incómodo y nervioso, desvío la mirada para luego apoyar su cabeza en el frío vidrio de la ventana, el frío de esta hacía que sintiera un poco más de relajo en su cabeza y cerró los ojos suspirando.

En menos tiempo del previsto llegaron, Donghyuck se estiró un poco por la incómoda posición en la que se había quedado dormido sintiendo el hueso de su cuello sonar. —Gracias por traerme - le dio una sonrisa de labios cerrados.

Mark solamente asintió, Donghyuck comenzó a sentir la incomodidad crecer así que abrió la puerta y se bajo, pero se extrañó de que segundos después Mark también se bajara, pero luego comprendió el porqué en cuanto lo vio con su mochila en la mano, se le había olvidado bajarla, por esa razón odiaba ser distraído, porque si no lo fuera podría haber evitado esa pequeña situación incómoda. Pero su entrecejo se frunció por instinto demostrando lo confundido que estaba al ver que Mark también tenía aquel bolso negro que usaba para las prácticas de futbol colgando de su hombro, ¿Por qué lo sacaba?, es decir, no había ninguna necesidad.

—Te vas a quedar parado ahí o vas a entrar? - le preguntó Mark con una ceja alzada mirando como el castaño se quedaba parado al otro lado del auto.

Donghyuck sacudió la cabeza y avanzó hacia su casa con Mark detrás de él.

—Y... ¿Dónde está tu habitación?. - preguntó Mark a la vez que miraba curiosamente la casa.

Donghyuck no pudo evitar malinterpretar un poco aquellas palabras, pero hizo todo lo posible para que sus orejas rojas no lo delataran, ni siquiera se giró ni contesto y solamente se dirigió hacia las escaleras.

—Ya sabes, en la habitación puede pasar de todo... - rio burlesco con aquella risa profunda.

Apretó el soporte de manos con fuerza llegando hacer que sus nudillos se pusieran blancos y se volteo mirando como Mark se veía más bajo que el al estar dos escalones más abajo, y no supo cómo consiguió todo ese atrevimiento y descaro para decir esas palabras. —Si quieres tener sexo, entonces busca a alguien más, hoy no me siento bien. - habló en un tono de voz molesto y mirándole de la misma manera.

Miró unos segundos más como Mark se había quedado parado mirándole, pero jamás borrando aquella sonrisa burlona de sus labios, suspiró sintiéndose ridículo y se volteo para retomar el camino hacía la habitación.

Donghyuck detestaba perder la paciencia, y consideraba que no era de esas personas que la perdían rápidamente, pero todas las personas explotan en algún momento y no supo de donde saco el coraje para decir esas palabras, definitivamente su vergüenza se había ido de viaje y luego había vuelto para arrasarle como nunca antes lo había hecho. Pero en verdad se encontraba cansado e irritado, como para siquiera pensar en hacer aquello con Mark.

Tal vez era por que ya había explotado, porque al escuchar esas palabras en su espalda se dio por vencido.

—Siempre hay ganas, además necesito 5 minutos contigo en la habitación y caerás rendido ante mí - aseguró con voz ronca, la cual hizo que Donghyuck se tensara un poco al no querer imaginarse esa situación, pero como siempre... su imaginación lo traicionó.

Me estoy enamorando de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora