Apenas Hannah y sus amigos subieron al auto, Kory supo que algo andaba mal. Ella, Nina y Kim habían decidido subir a la segunda limosina que los esperaba para llevarlos al restaurante, huyéndole a los temas de negocios por hoy. No contaba con que serían invadidas por una manada de adolescentes claramente alcoholizados; En la parte de atrás Julia se empinaba una botella de vino que no sabía ni de donde había sacado para luego rotarsela entre ellos, creyendo que nadie notaba cuando la escondían detrás de sus cuerpos. Kim les arrebató la botella, tomándose lo que quedaba; el estado de ebriedad de los chicos era demasiado evidente y las tres mujeres mayores sabían que eso sería un grave problema.
— ¿Qué haremos con ellos? — preguntó Kim.
— Nada — Kory se encogió de hombros, eso no era asunto suyo.
— No creo que eso sea buena idea jefa — le comentó la albina.
— Nina tiene razón, no pueden verlos así —¡Dios! odiaba que tuvieran razón, esto solo se podría traducir en problemas.
— Agh... está bien — cedió por fin.
— ¿Entonces? Es obvio que no van a recobrar la sobriedad por ahora — dijo la castaña intercalando miradas entre los más jóvenes y sus dos amigas.
— Emborracharemos al resto... esos hombres estuvieron tomando en la reunión, con unos cuantos tragos más estarán igual que él — respondió señalando a Fabian — Kim, tú ocúpate de los señores, Nina y yo intentaremos que estos no se salgan de control — le ordenó a su mejor amiga y se dispuso a accionar el plan de contención.
— ¡Ja, Me siento como en la universidad de nuevo! — Geller recordó las épocas en las que salían con el equipo de fútbol y engañaban a hombres para que pagaran sus tragos — ¡A emborrachar marranos! — dijo emocionada antes de bajarse en la entrada del restaurante.
Kory le pidió al chofer que diera una vuelta más, mientras ella y Nina arreglaban y peinaban a los chicos, les dieron mentas y los perfumaron para esconder un poco el olor a alcohol. Mann se acercó a Black, agachándose frente a ella para quedar a una altura adecuada; Le preguntó si podía caminar con normalidad, esta le sonrió y asintió, Kory le brindó su brazo al llegar, pero Hannah prefirió entrar al restaurante por su cuenta, charlando animadamente con sus amigos. El sitio en realidad era un enorme local de tres pisos y un sótano. Contaba con un bar en el primer piso y una discoteca en el segundo, diseñado así para llamar la atención de jóvenes y turistas. El servicio de comida a donde se dirigían en ese preciso instante, se encontraba en el último piso, con la posibilidad de sentarse adentro, donde todo era más calmado, o hacerlo afuera con buena música y un ambiente un poco más fiestero. La rubia se apresuró a caminar delante de ellas, quería asegurarse que Kim tuviera todo bajo control; Como siempre el trabajo de Geller marchaba a la perfección, solo quince minutos le bastaron para emborrachar al resto de los presentes.
— Fue bastante fácil, les regalé un par de shots de nuestro coctel especial — si bien ya venían con tragos encima, tan solo tres shots de aquella mezcla sería suficiente para aflorar la tuerca más apretada. En ese estado sería muy difícil que pudieran reconocer con claridad que Hannah y sus amigos estaban igual de ebrios que ellos. Se sentaron en la gran mesa y pronto empezaron a llegar los platos, Kory se aseguró que todos comieran lo suficiente y que en la mesa no hubiera alcohol para los menores de edad, esperanzada de que con eso pudieran recobrar un poco el control. Era el momento del postre y todos en la mesa reían y se divertían, las chicas se relajaron permitiéndose a si mismas tomar algo mientras hablaban con Rick y Thomas que ya tambaleaban. Así pasó mas o menos una hora, entre charla y verbena, en la que las tres perdieron la noción de cuanto habían bebido. Su abuelo, su tío, Thomas y Phillip decidieron bajar al subsuelo donde el restaurante tenía una zona privada, acompañada de una mesa de billar, los abuelos querían demostrar que aún jugaban mejor que sus hijos, por lo cual apostaron: los perdedores pagaban la cuenta. Thomas Jr. y Rick decidieron irse, querían seguir la fiesta donde unos amigos, e invitaron a las chicas, las cuales estuvieron a punto de aceptar, si no fuera porque Nina, desde su posición, pudo ver a Jane llevando a Gia a rastras hacia el baño. Le comentó disimuladamente a Kory, la cual giró con preocupación su cabeza hacía donde se suponía debían estar los menores. No vio a ninguno. Con la excusa de que terminarían sus tragos y los alcanzarían en donde estuvieran, Kim se deshizo de los hermanos y las tres empezaron a buscar a los cinco adolescentes.
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MANN BOX
RomanceUna joven y exitosa empresaria se ve obligada a tener una relación con una estudiante de secundaria para no perderlo todo. Dos familias que comparten un pasado, muchos secretos que saldrán a la luz, mientras dos mujeres intentan sobrevivir en un mun...