Fantasmas Del Pasado

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Un poco más de una semana había pasado desde su regreso a Miami, y Hannah la estaba pasando fatal. Su padre y sus hermanos habían decidido aplicarle la ley del hielo, ignorando por completo su presencia, aunque, si tenía que ser sincera, ella también estaba enojada. Entendía que escaparse de casa no había sido una decisión razonable, pero cuando la discusión empezó a acalorarse, su progenitor le había interrogado si se había acostado con Kory, todo frente la atenta mirada sus hermanos, además de su tia Rosie y Susan.

El enfado era tanto que la menor no pudo contenerse, y terminó respondiendo con un rotundo:

— Que bueno que el abuelo eligió una buena mujer, porque si no tendrías que estar pensando como ponerle a tus nietos.

Dejando nulas dudas sobre lo que había estado haciendo esos días en New York... de igual manera su caminar la delataba, si es que acaso querían obviar los moretones en su cuello o las marcas de mordidas en su pecho. Lo de su padre eran solo preguntas necia para avivar la pelea.

Las clases eran su única distracción, pues sus amigos estaban en las mismas condiciones que ella. Por suerte, aún no se había topado con Taylor, lo cual era un problema menos.

Pasaba la tarde sentada viendo televisión con Susan, aunque de vez en cuando prefería ver los partidos de fútbol, así podía comprender un poco más el deporte favorito de su novia. A pesar de escribirse todo el tiempo, había momentos en los que Hannah no podía disimular su tristeza. Extrañaba a su chica de cabellos dorados cómo si llevara años sin verla, sintiéndose incompleta.

Su estabilidad emocional había flaqueado considerablemente después del almuerzo, donde tuvo que aguantar los malos tratos de su padre y la indiferencia de sus hermanos, haciéndola dejar el plato a medio comer y encerrarse en su cuarto llorando. Llamó a Kory sin pensarlo, obteniendo una respuesta inmediata.

— Hola, mi amor — su voz hizo que los leves sollozos aumentaran drásticamente — ¿Hannah? ¿Qué pasa? — preguntó la mayor preocupada.

— Te extraño, no quiero estar en esta estupida casa — Mann aguantó una pequeña risa, no porque le pareciera graciosa la situación, si no por la ternura con que la menor pronunciaba cada palabra.

— Múdate conmigo — respondió levantándose del escritorio.

Hannah pudo escuchar como Nina irrumpía en la habitación — Jefa, los Sprouse la están esperando en la sala de juntas — informó.

— Discúlpame con ellos, estaré ahí en un momento — el silencio reinó unos segundos, en los que Kozlov la observó extrañada — Estoy en algo mucho más importante — explicó.

— Lo siento — murmuró tratando de calmar su respiración.

— No lo sientas, tú eres mi prioridad — se lanzó al sillón, recordando de inmediato la figura de la menor sobre ella — Cuéntame que pasa — esperó pacientemente que Hannah contestara.

— Papá sigue enojado... y ni hablar de Rick y Thomas — escondió la cara en la almohada.

— ¿Por qué no intentas hablar con ellos? A lo mejor logras averiguar porqué esta tan molestos.

— No van a escucharme — insistió.

— Hannah... no lo sabrás si no lo intentas — Kory había tratado de persuadirla toda la semana, sintiéndose derrotada al recibir solo negativas.

Esta vez, la pequeña Black pareció contemplarlo, dejándole a su prometida un buen sabor de boca. Le parecía increíble lo fácil de su voz podía calmarla, no habían pasado ni cinco minutos y ya se sentía mucho mejor.

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