Hasta Que La Muerte Nos Separe

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Mientras las cosas en la casa de Dina apenas se cocían, Kory sentía el aire frío quemarle los pulmones. Había pasado todo el fin de semana enrollada entre las sabanas y las piernas calientes de Hannah, era de esperarse que el cielo gris y la brisa helada le calaran hasta los huesos.

Estar en la empresa se sintió raro por primera vez en su vida. Sus empleados parecían coincidentemente más atentos que nunca, abriendo las puertas cuando pasaba, cediéndoles su puesto en el ascensor, ofreciéndole café cada tanto y aceptando cada orden sin rechistar. Era como si trataran de molestarla lo menos posible... todos menos Nina, quien parecía empeñada en todo lo contrario.

— ¿Vas a actuar así todo el día o prefieres contarme que pasa? —.

La albina bufó molesta — No tiene nada que ver contigo — ante la mirada de su jefa, comprendió que estaba siendo un poco grosera, así que suspiró profundo — Kim ha estado muy ocupada, me estresa no haber podido hablar con ella aún.

— Ah... eso es mi culpa — aceptó con remordimiento — Le pedí que averiguara algo para mí, y luego me desentendí del asunto.

— Has estado distraída — le recriminó — se que estar enamorada te hace divagar, pero estás olvidando tus otras responsabilidades.

No podía discutir con eso, era totalmente cierto. Estaba teniendo meses difíciles desde la aparición de Hannah. Sus emociones estaban revoloteando por todos lados, evitándole concentrarse y poniendo todo el peso sobre sus amigas.

Asintió decidida — No volverá a pasar.

— ¿Qué es tan importante? — preguntó la albina — Ya sabes... para que Kim esté tan ocupada.

— Intenta encontrar una oficina de correos — le comentó.

La cara de Nina se deformó en una muesca incomprensible — ¿correo? — preguntó extrañada.

— Sí, cuando estuvimos con Michael nos advirtió sobre un P.O.B — aseguró — "Post office box".

— Post office box... — repitió pensativa — eso no tiene sentido, Michael no las enviaría a buscar una oficina postal sin darles más información. Además... — se quedó estática pensando donde había escuchado ese nombre antes, hasta que su rostro se iluminó.

— ¿Además? — cuestionó su jefa.

Rápidamente tomó su teléfono, haciendo que Kory ladeara la cabeza confundida — Espera...

— ¿A quién llamas? —.

— A papá — esperó unos segundos hasta que obtuvo respuesta, saludándolo en Ruso — Eh, Papá, ¿cómo se llamaba la empresa esa que mencionabas todo el tiempo cuando era niña? — asintió varias veces seguidas — Sí sí sí, la del combustible de autos y aviones... eso pensé, ¡muchas gracias! — volvió a despedirse en su lengua materna, terminando la llamada.

— No entendí ni madres...

— Creo que están equivocadas... Mi padre estaba en las fuerzas aéreas rusas, siempre estaba hablando de aviones y esas cosas, y recuerdo que se quejaba seguido del combustible, decía que no podían superar a los pilotos americanos si no refinaban el petróleo como lo hacía P.O.B — le explicó — Era una niña, pero recuerdo que celebró bastante cuando esa empresa dejó de funcionar... aún lo menciona con sus amigos de vez en cuando.

— Llama a Kim — le pidió, corrigiéndose casi de inmediato — Mejor ve con ella, házselo saber y ayúdala a averiguar de que se trata.

...

El almuerzo había sido tranquilo, casi demasiado para ser su familia. La preocupación deformaba el rostro de su abuelo por momentos, invadiendo a sus hijos de miedo. No hubo charlas animadas, ni historías divertidas, y el pesado ambiente terminó por agotar sus energías pronto.

MANN BOXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora