6. Juegos Peligrosos-Parte I

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6. Juegos Peligrosos-Parte I

Me miro por quinta vez en el espejo ¿Estará bien ir vestida de este modo? No tengo nada extravagante, solo un vestido bordo suelto que llega hasta casi las rodillas, unas medias negras para protegerme del frio y unos borcego negros de mujer. No llevo mucho maquillaje, solo rimar en mis pestañas y un deliñado sutil. El cabello suelto, largo y rebelde como siempre.

-Me veo bien-me digo dando una vuelta frente el espejo y tomando luego mi abrigo-. Es hora de enfrentar al stronzo.

Saliendo del departamento y tomando un autobús -porque contra ellos no tengo nada- en cuestión de media ahora me encuentra en el edifico elegante donde vive Gabriel Bronw. Un guardia de seguridad me detiene y al decirle mi nombre este me deja pasar, tocando en cuestión de minuto la puerta de su departamento.

Nerviosa me arreglo el cabello y acomodo el abrigo. Esto tiene que salir bien, no puede existir... me trago las palabra errores, cuando Gabriel Bronw aparece usando solamente un pantalón deportivo gris. No hay camisa, solo gotas corriendo lentamente por su pecho, hasta su abdomen perfectamente e irrealmente trabajado, humedeciendo la cinturilla de su pantalón, como yo.

Pestañeo y carraspeo centrándome como se me es posible en sus ojos picarescos, en su barda de días y en su cabello mojada. En su aroma a perfume masculino que despide casi como una droga alteradora de sentidos.

- ¿No se te va a escapar la calefacción?

- ¿Qué pasa, tienes calor, Beatriz?-pregunta ladeando la cabeza, analizándome-. ¿Qué haces aquí, niña? ¿Te perdiste?

- ¿Eh?

-Mejor entra-en automático acato su pedido, observando con rapidez su decorado moderno-. ¿Jacob te dio mi dirección?

-No, fuiste tú-su ceño se frunce-. Me mandaste un mensaje con tu dirección, diciendo que teníamos que hablar para solucionar...

-Nunca te mande nada, niña.

Rápidamente le muestro el mensaje, porque no voy a aceptar que me llame mentira y se lo hago saber, entrando en una discusión acalorada entre frases no muy amistosas.

- ¿Entonces quien fue? ¿Un fantasma? Este es tu número de celular o ¿Ahora me vas decir que no lo es?

- ¡No envié ese mensaje!

- ¡Pues esto dice lo contrario de tus...!

- ¡¿Tu nunca te callas?!

-No con facilidad.

- ¿Y qué dice esta facilidad, niña?
Sin que me dé tiempo a reaccionar me tomo de la cintura y de la barbilla, pegándome a su cuerpo húmedo, mientras sus labios rozan los míos entreabiertos.

LAS MEDIAS DE RED [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora