1. Mela—Parte III
—Ay—resoplo. —Mi fiel amigo. Tú sí que nunca me abandonaras.
Hago una mueca al darme cuenta de que le hablo a mí consolar. A mi estúpido y viejo consolador. Dejando a mi amigo fiel en la mesa de noche para luego acomodándome en la cama y dormir.
◇◇◇◇
Cierro los ojos largando un suspiro cuando sus labios rozan delicadamente mi cuello, desarmándome por completo, mientras una de sus manos explora mi vientre y pechos. Me estremezco y arqueo la espalda cuando este presiona contra mi espalda baja su miembro viril.
—Pedídmelo, Blanca.
Mi espalda se vuelve a arquear al sentir su mano descender por mi vientres, acariciándome delicadamente con la yema de sus dedos la piel sensible de mi ombligo, para aventurarse a un lugar más interesante y...húmedo. Me muerdo el labio inferior estremeciéndome ante sus carisias lentas. Aumentando el calor.
—Pídemelo, Blanca—vuelve a decir con la vos ronca, haciendo notorio su acento natal mesclado con el español. Un gemido incontenible se me filtra, cuando el, repentinamente toma mi mano, comenzando a guiarme entrr caricias a mi sexo. Hundiendo mi dedo y el suyo en mí. Guiándome.
—Cornelio, cógeme…
—No—murmura tumbándome en la cama, quedando en cuatro—. Yo no te follo, yo te hago el amor.
◇◇◇◇
Despierto sobresaltada en medio de la noche tras ese sueño...me muerdo el labio inferior y miro de reojo a mi fiel amigo. No pensaba hacer esto, pero necesito dormir y liberar tensiones. Corro las cobijas y rápidamente me quito la remera quedando completamente desnuda, inclinándome en la cama para tomarlo:
—Ojala fueras el pene de Cornelio—susurro pasándole la lengua por la punta, para luego deslizarlo lentamente por mi cuello y pechos, comenzando a gemir, al rosar uno de mis pezones sensibles, retorciéndome de deseo al llegar a mi vientre e imaginar, lo tibio que se sentiría su miembro si todo fuera real.
» ¡Cornelio! —gimoteo abriéndome de piernas y activando los vibraciones del consolador al tocar mi clítoris palpitante. — ¡Me haces agua, Cornelio!—grito arqueándome en la cama cuando muy lentamente voy introduciendo a mi fiel amigo en mí. Incrementando su velocidad.
***
Según el almanaque que tengo en el escritorio de mi cubículo de trabajo, llevo exactamente cinco meses sin sexo.
Bueno, en realidad es a medias, si contamos lo sucedió en Cefalu, pero, no me refiero a ese tipo de sexo. Me refiero al te hace jadeas, el que te hace retorcer, el que te hace sudar, el que te…
—Blanquita—dice una vos que reconozco. La vos del idiota de mi exnovio—. Dime, que te hace poner las mejillas rojitas.
—No eres tú, Hugo, el que provoca eso en mi—digo con suficiencia girando en mi silla. Sonrió satisfecha al ver como se le borra esa sonrisa de galán barato.
—Aun seguís herida porque te cambie por alguien joven, Blanquita.
—Ja—rio sin ganas—. Te equivocas. El que está herido acá es tu pene, porque si no me equivoco el botado eres tú acá ahora, y yo ya he aprendido la lección, no voy a caer una vez más en tu telaraña de mentiras.
—Bien que te gustaba que te follara en el escritorio—susurra colocando sus manos en los apoya brazos de mi silla. Quedando muy cerca—. Todas vuelven, por las buenas o por las malas, y tú sí que no sabes lo que me excita coger a alguien por la fuerza, sentid su miedo y su…
—Sabes que mi amiga se casó—lo interrumpo y su rostro empalidece—. Así que sabes con quien ¿Verdad?—se va a apartando y yo me paro para estar a su altura.
»Si vuelves a amenazarme te voy a denunciar, y si eso no te es suficiente, no me importaría que ellos te hagan una visita y que te lleven una temporada larga a pasear. Sabes a lo que me refiero ¿No?
—No serias capas.
— ¿Quieres ponerme a prueba?
Sus fracciones se vuelven duras comenzando a retirarse muy lentamente de mi cubículo sin decir nada más. Miro hacia todos lados, pero cada empleado está demasiado metido en lo suyo para saber lo que hemos hablado. Controlo mi respiración y sentándome como si nada hice pasado, con manos temblorosas tomo el celular:
YO: Abigail ¿Estás ahí? Por favor contesta.
Pasan algunos minutos y nada. No contesta.
YO: Abigail, si algo me llega a pasar, diles a la policía que fue mi exnovio. Hugo. Por favor, si ves esto, contáctate con migo.
***
Han pasado cinco días del mensaje. Cinco días que estoy paranoica. Cinco días que la sombra de mi exnovio me persigue, con su mirada y su expresión de pocos amigos.
YO: Abigail, por favor, contéstame. Te necesito. Tengo miedo.
El día laborar está llegando a su fin y aun no sé nada de mi amiga. Termino de filmar algunos papeles tratando de ser la primera en salir.
Con la constante paranoica apresuro el paso en estacionamiento hasta llegar a mi auto, y al estar dentro me siento a salvo, como también estar a cinco minutos de mi casa. Respiro aliviada al llegar, y al bajar del auto rebuscando en la cartera las llaves, escucho como un auto frena de golpe en el camino y:
— ¡Ah!—grito al sentir que alguien me jala de atrás. — ¡Ayuda!—grito con todas mis fuerzas pataleando, pero todo se vuelve oscuro cuando una bolsa negra me cubre la cabeza.
Sigo pataleando hasta que escucho un ruido seco, indicaciones y que alguien me toma de los pies, atándomelos, antes de sentir como mi espalda y cabeza dan contra algo duro...
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LAS MEDIAS DE RED [+18]
Short StoryHola lectora. Si llegaste a este libro, he de ser por alguna razón: ¿Acaso fue la portada? ¿Acaso fueron las piernas? O ¿Simple la curiosidad de lo perverso y la necesidad de más? "LAS MEDIAS DE RED" es más que un título, son recopilaciones de pequ...