Okey. Nunca en mi corta existencia tuve frases o escenas que desarmen mi sistema, pero hoy llego el día en que hasta mis bragas secas sufren una pequeña humedad.¡Dios bailando tango! Lo que dijo fue real. Lo que ocurrió fue… todo es muy real. Me muerdo el labio inferior al verlo junto al novato mirarlo con el ceño fruncido, mientras corta unos vegetales lentamente. Su ceño se frunce más antes de levantar la mirada y muy lentamente levantar la comisura de su labio.
Carajo, fue muy real. Y saben que, lo real me está gustando.
***
—Nos vemos mañana, Emilia—dice Noah, unos de mis compañeros dándome un beso sonoro en la mejilla.
—Por dos—suelta risueño su novio Kevin acomodándole como siempre el cuello de la campera.
—Nos vemos chicos, y ya saben, protéjanse.
—Tu siempre siendo una atrevida.
—Ya me conoces, Kevin.
—Lo se muñequita—me guiña un ojo antes de señalarme disimuladamente a John—. Para vos también va lo del cuidado.
—No.
—Claro, mañana me cuentas.
No llego a protestar que el sale practicante corriendo entre risas. Ruedo los ojos pero al final la risita tonta me gana, y me estremezco al pensar en algo tan sucio, emocionante e picante como estar con John. Me muerdo el labio inferior, precisamente la comisura de este al verlo charlar con otro de nuestros compañeros. John Fave no es el convencional chef regordete y de bigotes al estilo Mario Bross, ¡No señoritas! El exuda sensualidad en ese maldito uniforme blanco que todos usamos, y parece reventarse en sus mangas cuando se cruza de brazos. ¡Dios en bóxer! Sabes muy bien cómo me encantaría ser esa manisa.
Corro la mirada y me hago la que busco algo en mi bolso cuando él me mira de reojo. Sigo en la búsqueda de algo inexistente, hasta que una sombra bastante grande oscurece lo poco que puedo ver, y al levantar lentamente la mirada, mis ojos impactan con lo de… Marcelo.
—Perdón que moleste—se rasca la nuca y suspira—. Necesito de tu ayuda.
— ¿Qué sucede?—pregunto incorporándome.
—Necesito que tú y John se queden a terminar algunas cosas para lo noche de mañana—saca un manojo de llave de su abrigo y sin pensarlo las tomo. Frunzo el ceño al darme cuenta que son la del restaurante entero.
»Hace minutos “x” celebridad me llamo para pedirme explícitamente que prepare los platos más exquisitos de nuestro menú, ya que vendrá con su prometida, perdón, futura prometida.
—Sintetizándolo él le pedirá matrimonio a su novia aquí—escucho que comenta John aproximándose—. Opino que tenemos que empezar ahora si queremos dejar la mitad del trabajo hecho.
Miro la llave, miro a Marcelo, miro a John quien levanta la comisura de su labio y luego miro nuevo las llaves. Sonrió enmarco una ceja antes de soltar mi veredicto.
***
Llevo más de dos horas escuchando la risa de John, y cuando esta se apaga su sonrisa tonta persiste mientras corta unos pimientos. Creo que yo también rio cuando vuelve a reírse como si lo ocurrido hace tantas horas hice pasado recién.
—Casi se hace en los pantalones—suelto con diversión buscando una sartén.
—Quien diría que Emilia Bradbury se plantaría ante Marcelo y pediría un aumento.
—Un aumento que nos debía por promovernos, aparte, no tenía opción. Se metería todo el maldito preparativo en el trasero si no nos daba lo que nos merecemos.
—Sabes una cosa…—observo como rodea el mesón y se coloca a mi lado—. En este preciso momento me alegra que te hayas quedo, a pesar de mis mil intentos de sacarte de aquí.
Trago con algo de dureza cuando sus ojos se fijan en mis labios, mientras que su mano traza un camino imaginario que comienza desde mi mano, deslizando por todo mi brazo para terminar en mi barbilla, donde un pequeño sacudón de deseo se extiende por todo mi cuerpo, y una sonrisa nuevamente torcida brota de John. ¡Dios fumando una pipa! Esa sonrisa destruye cualquier otra sonrisa de lujuria que me podían haber entregado alguna vez.
—John…
—Si—murmura acortando la distancia.
Cierro los ojos al sentir su nariz acariciar la mejilla y luego una pequeña parte de mi cuello, mientras su otra mano rodea mi cintura atrayéndome a su cuerpo, el cuál, se siente tan firme, pero por alguna razón extraña no me siento con la suficiente fuerzas para querer tocar su abdomen, en realidad, en este momento soy como una gelatina que suspira y jadea mientras el solamente rosa su nariz contra la piel de mi cuello.
Tiro la cabeza hacia atrás cuando la mano que sostenía mi barbilla se abre completamente sobre mi cuello, deslizándose con lentitud por el, hasta llegar a mi pecho izquierdo donde a pesar de la camisa de trabajo y el sostén deportivo puedo sentir el calor de su mano sobre mí, como su fuerte apretón que me hace gemir, arquear la espada y entreabro mis labios.
—Son blanditas, idéalas para masajear, como una masa…
¡Carajo! Porque una comparación que a más de una mujer ofendería a mí me calienta. Incluso, hace estragos en mis bragas no tan secas ahora. Mientras el sigue masajeando y apretando mi pecho, desiste con el rose de su nariz sobre mi piel desnuda para comenzar a besarme, morderme, chuparme y no precisamente en ese endiablado orden, el cual me hace… ¡Dios en alguna posición sexy! Estoy por correrme con un simple toque de John Fave, el malhumorado chef en jefe que me hizo la vida imposible.
— ¡Ay! ¡John!—grito al sentir mi liberación en un fuerte espasmo que me deja aturdida por unos minutos. Abro los ojos al sentirme algo recuperado encontrándome con su sonrisa curvada y una oscuridad plena en sus ojos.
» ¿Qué rayos fue…? ¡Dios en vestido!
Es todo lo que puedo decir apartándome al darme cuanta a estas alturas que su miembro viril tocaba mi vientre. Me muerdo el labio inferior sin poder quitar la mirada de ese lugar tan… tan caliente, suculento y apetecible. Me acerco de nuevo a él, y por primera vez desde que empezó todo esta locura mis brazos parecen reaccionar a la hora de tocar su erección sin ninguna timidez. Okey, el me dio un orgasmo, ahora nos podemos beneficiarnos mutuamente, ya que los dos estamos hasta la mierda con lo que acabamos de hacer. Algo más no va a dañar a nadie ¿Verdad?
— ¿Alguna vez te pusieron picante en el cuerpo y te lo chuparon?
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LAS MEDIAS DE RED [+18]
Short StoryHola lectora. Si llegaste a este libro, he de ser por alguna razón: ¿Acaso fue la portada? ¿Acaso fueron las piernas? O ¿Simple la curiosidad de lo perverso y la necesidad de más? "LAS MEDIAS DE RED" es más que un título, son recopilaciones de pequ...