3. Cigarrillo-Parte IV
El pecho se me comprima al ver en esos ojos grises divertidos dolor y traición. Un mirada que solo brindan una personas que poseen un corazón roto, y no por mi culpa, sino por las malas lenguas que mienten y disfrutan verlo sufrir.
-Yo...
-No digas nada Kevin, ya es suficiente. Al principio entendí que no me buscaras por miedo, pero al saber de la fiesta y lo bien que la pasaste en el baño con el idiota de Mario, y escucharlo de sus labios también, fue como...como...-niega con la cabeza. -Lo que no comprendo aun es, ¿Porque me arriesgue esa noche con tigo? Quizás...
Su pregunta o afirmación me atraviesa como una daga al corazón, dejando que el dólar y el enojo me deje sordo. Ya no escucho más nada de lo que dice, solo lo miro mover sus labios y gesticular con sus manos. Es hora de aclarar los tantos, y de la única mana es cerrándole la boca.
Acorto la escasa distancia entre los dos sin que él se lo espere, acorralándolo contra el escritorio, escuchando como algunos objetos se caen cuando inicio un beso que para nada es dulce. Capturo su labio inferior succionándolo con algo de frenesí para luego pasar mi lengua por este al notarlo algo hinchado, y para mi sorpresa, Tobías ahora toma la delantera devorándome los labios.
Hundo mis dedos en su cabello atrayéndolo mucho más a mí, creando un pequeño fricción de nuestros cuerpos que se convierte en un frote que nos estimula. Nunca creí posible que dos hombres se pudieran frotar como lo hacen una pareja..."normal", pero a decir verdad, esto es más intenso que lo "normal".
Me separo cuándo el aire escasea desplazando mis besos por su barbilla y cuello, donde chupo, muerdo y lamo la piel sensible que con facilidad se irrita quedando roja. Lo escucho murmurar mi nombre cuando empiezo a desabotonar su camisa de leñador, dejondo besos cortos en todo su torso perfectamente marcado, resistiéndome a la tentación final del botón de su pantalón.
Levanto la mirada encontrándome con la suya, una de pupilas dilatadas por el deseo. Me relamo los labios, antes de acortar la distancia y besar su miembro viril envuelto en el pantalón, haciéndolo cerrar los ojos con fuerza y tragarse un gemido, «Así que aun quieres jugar a la indiferencia» pienso al verlo contenerse de algo que es inevitable.
Me incorporo apoyando mi cuerpo contra el suyo nuevamente, comenzando un recorrido de caricias que inician desde sus manos aferradas al escritorio, siguiendo por sus brazos tensos como sus hombros, su cuello rígido y marcado por algunas venas violáceas que me encargo de acariciar delicadamente con la yema de mis dos, para luego deslizar mis manos por su pecho que no deja de subir y bajar, retirándole de los hombros su camisa. Dejando su torso desnudo.
-No soy un juego-murmura con dificultad cuando muerdo el glóbulo de su oreja.
-Tú no eres un juego para mí, Tobías.
- ¿Entonces?-pregunta. Lo miro porque sé a dónde quiere llegar.
-Mario entro con migo al baño sin que me dé cuenta, estaba subido de copas, así que no pensaba con claridad cuenta comenzó a...besándome-su mandíbula se tensa-. Seguí el juego hasta que todo se tornó...caliente entre los dos...
-No sé si quiero escuchar esto.
-Déjame terminar-pido y está sin mirarme asiente-. Pero dije algo que no debía.
- ¿Qué cosa?-me mira.
-Tu nombre-sus ojos se abren del asombro-. No tenía idea que él era tu ex, y de saberlo jamás lo hice seguido el juego, no solo por respeto, sino porque no eran los labios que anhelaba que me besaran. No eras tú.
Siento como su cuerpo se relaja y su mirada se vuelve la que siempre me ha gustado. La divertida y...picara. Sonrió con timidez al verlo esbozar una media sonrisa, asombrándome cuanto este me empuja terminando acostado en la cama con él a horcajadas encima de mí, estremeciéndome cuando sus manos se cuelan por debajo de mí remara quitándomela.
Gimo cuando una de sus manos se cuela por debajo de mi pantalón deportivo acariciando mi miembro, mientras la otra me toma de la barbilla para comenzar a besarme con lentitud. Aprieto por unos minutos la cobija antes de deslizar mis manos por toda su espalda, para luego, con algo de torpeza deshacer el botón y la cremallera de su pantalón, deslizando mis manos por su trasero y apretarlo.
-Valió la pena esperarte dos meses-
dice incorporándose terminando de quitarse los zapatos y pantalón, para luego hacer lo mismo con migo. Quedando completamente desnudos. Mi corazón se vuelve un lio de latidos cuando sus manos me toman de las caderas arrastrándome hacia él.»Te deseo, Kevin. ¿Tú me deseas a mí?
-Espere dos meses para escuchar eso ¿Tu qué crees?
Una sonrisa salvaje es lo último que veo antes de que de un movimiento rápido y inesperado me de vuelta, quedando boca abajo, estremeciéndome cuando sus labios carnosos besan mi espalda a la vez que su dureza choca contra mí.
-Lo deseas de verdad-susurra en mi oído y gimo al sentir como la punta de su miembro se adentró un poco en mí.
-Si-exclamo.
Trago con dureza al ver como tira dos paquetes metálicos sobre la cama, y uno de estos ya está vacío. Me muerdo el labio inferior con fuerza reteniendo un gemido cuando sus manos aprietan mi cintura y sus labios depositan besos húmedos en mi espalda, hasta que...
...Gimoteo y aprieto las cobijas con fuerza cuando muy lentamente el entra en mí. Un dolor soportable me recorre todo el cuerpo, pero este es remplazado con placer cuando entra por completo en mí quedándose quieto. Él sabe que esta es mi primera vez de esta forma, así que empieza por lo fácil. Lo lento.
Nuestros gemidos productos del ardor que nos consume ocupan el silencio de mi habitación, cuando Tobías, empieza a salir y entrar con lentitud de mí, percibiendo a pesar de la protección el calor que sale de él, excitándome mucho más, a tal punto que pido que acelere.
Sus estocadas se empiezan a volver violentas, a tal punto que maldigo y gimoteo sin control al igual que él, incluyo yo también muevo mis caderas unos minutos, pero eso se termina cuando él me hace poner de rodillas sobre la cama y automáticamente llevo mis manos a su cuello para sostenerme, y todo en ese momento se vuelve mejor.
Tan mejor que mientras él no deja de entrar y salir de mí, una sus manos me acarician desde adelante, cerrando su mano en mi miembro totalmente viril, haciéndome llegar a un orgasmo que me sacude por unos largos minutos, en los cuales el también termina después de un gemido más alto que el mío y espasmos más fuertes.
Siento como sale de mí con lentitud y lo primero que hago es tumbarme en la cama. Al abrir los ojos que no sé cuándo cerré noto mi desastre pegajoso a un costado mío, y el cuerpo espectacular de Tobías desnudo tirando en el cesto de basura su deseo. Sonrió cuando este me mira con una sonrisa tonta.
TRES AÑOS DESPUES...
La misma escena se repite de nuevo, pero no en mi pequeña habitación de la residencia, sino en nuestro departamento en Nueva York. En nuestra propia cama. Gemimos los dos a la vez cuando alcanzamos nuestro orgasmo, y como todas las veces, un buen orgasmo que nos deja en una nube idiota de desorientación por unos largos minutos.
-¿No tienes turno en el hospital hoy?-pregunto cuándo vuelve del baño acostándose a mi lado en la cama.
-Día libre, amor.
Sonrió con timidez acurrucándome en su pecho mientras Tobías acaricia mi cabeza. Sonrió no solo porque he encontrado el amor, sonrió porque he superado mis miedos y encontrado la felicidad. Nuestra felicidad.
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FIN DEL RELATO. #LGTB
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LAS MEDIAS DE RED [+18]
Short StoryHola lectora. Si llegaste a este libro, he de ser por alguna razón: ¿Acaso fue la portada? ¿Acaso fueron las piernas? O ¿Simple la curiosidad de lo perverso y la necesidad de más? "LAS MEDIAS DE RED" es más que un título, son recopilaciones de pequ...