3. EL CHEF-PARTE IV

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Me remuevo un poco acostumbrándome al impacto y a lo grueso de su paquete, pero cuando siento que me estoy adaptando a él, percibo como lentamente lo va retirando de mí y…

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Me remuevo un poco acostumbrándome al impacto y a lo grueso de su paquete, pero cuando siento que me estoy adaptando a él, percibo como lentamente lo va retirando de mí y…

…Lo vuelve a adentrar con profundidad, una profundidad que me hace gemir y a él también. Llevo mis monos por encima de mi cabeza para sostener del borde de la mesada al ver que repetirá la misma acción, y efectivamente lo hace. Vuelvo a gemir, jadear y gritar su nombre mientras vuelve a salir y entrar con violencia repetidas veces.

No sé en qué punto de todo esta extraña manera de hacerlo, sus movimientos se empiezan a volver frenéticos conjunto a sus jadeas y palabras sin sentido, y en ese entonces es cuando siento la textura del preservativo hacer maravillas en mí.

— ¡Oh dios! ¡John!

— ¿Quieres más placer?—pregunta entre jadeas sin cortar el movimiento.

—Es… ¡Ay! Imposible aquello…

—Nada es imposible a la hora del sexo—suelta deteniendo sus movimientos. Entre abro mis ojos pero verlo, pero los vuelvo a cerrar cuando algo frio y picante se me es tirado encima de mi pezón.

Arqueo la espalda cuando su boca captura entero mi pecho empezando a succionarlo, morderlo y lamer con la punta de su lengua el aro marrón de mi pecho, a la vez que empieza a moverse nuevamente sin ninguna lentitud. Enredo mis piernas alrededor de su cintura como queriendo profundizar su alcance de placer, incluso yo misma empiezo a mover mis caderas buscando un placer voraz que ya casi estoy por alcanzar.

Mi cuerpo se empieza a tensionar y mi espalda se arquea cuando siento la liberación de mi cuerpo, una liberación que me hace gritar, jalar del cabello de John y temblar bajo su cuerpo, mientras sus envestidas se vuelven más desesperadas y sé que él,  también está por terminar, ya que jadea contra mi pecho húmedo, sus músculos se tensan y el calor dentro de mí se contiene.  

Acaricio lentamente su espalda sudorosa mientras el deposita un beso en mi cuello antes de reposa su rostro en mi pecho, aquel que no deja de bajar y subir a un agitado. ¡Dios en… ya se me acabaron las ideas! He tenido el mejor sexo de mi vida, y eso ha sido gracias a John Fave, el irritante y mandón chef en jefe, bueno, ahora mi colega ya que competimos jerarquía.

—Tengo que salir de ti, aunque no quiero. Que difícil decisión.

—Puedes salir y…

— ¿Y?—pregunta levantando el rostro. Lo miro y sonrió con picardía.

—Marcelo nos dio las llaves de todo el lugar, incluso la de las duchas del fondo.

Sonríe de igual forma picarona, antes de incorporarse y sin salir de mí me carga sobre el empezando a caminar fuera de la cocina.

—Sí que eres picante, Emilia.

—Y tu intenso y creativo—bromeo siguiéndole el juego antes de entrar al baño.

***

Cuatro y media marca el reloj de la pared de la cocina. Bostezo sin taparme la boca antes de tirar las cascaras de una papa que corte hace más de tres horas. Gracias a algún ser divino terminamos de hacer las cosas a tiempo.

— ¿Cansada?—pregunta alcanzándome mí abrigo. Lo tomo y mientras me lo coloco reviso el lugar verificando que todo esté en su lugar.

— ¿Tu no?—pregunto al verlo tan radiante.

—Si se trata de ti, jamás me cansaría.

—Lame botas.

—Atrevida.

—Creativo.

—Picante—susurra levantando la comisura de su labio. Me sonrojo un poco al recordar todo lo sucedió, incluso el manosea en el baño, ya que no podamos hacerlo por falta de protección.

—Esta es la parte en la que…

—En la que el fin de semana te invito a una cita.

¡¡Que!! La mandíbula se me cae y mis ojos se abren como platos. Sacudo la cabeza y pido que repita lo dicho, y lo hace tres veces más. Esto es una locura, nunca pensé el me diría algo como esto. Siento que mis mejillas arden por el rubor y el corazón se me acelera ante la idea de un nuevo encuentro. 

—Sé que primero va la cita, después el beso, y a lo último el sexo, pero podemos empezar de atrás para delante ¿Qué decís?

—Mmm…

—O podemos dejarlo todo aquí, tú decides—dice con algo de pena.

Hago una mueca antes darme la media vuelta y al llegar a la perta de la salida de la cocina voltea, le tiro las llaves que me dio Marcelo. Las captura en el aire ágilmente y en sus ojos se ve la pena de mi rechazo ante su oferta. Rio por dentro ante mi broma.

—Me gusta la idea de atrás para delante.

Sus labios se curvan en una gran sonrisa. Le devuelvo el gesto guiñándole un ojo antes de salir, y es en ese preciso momento en el que escucho como grita “SI”. Y algo dentro de mí salta de felicidad por todo lo ocurrido y lo que está por venir.

Que hermosa es la vida. ¿Qué más se puede pedir de ella?

















Hola a todos, aqui les dejo algo 🔥puf que calor hizo por aqui jajaja.
Espero que les haya gustado, y si fue así, dejen su voto o comentario.

Nos estaremos leyendo en el proximo relato y desde ya perdón por la demora pero andaba sin inspiración :(

Un enorme abrazo esponjoso y hasta la proxima mis queridas lectoras y lectores demaciado pervertidos (Risas) 

 

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