3. Cigarrillo—Parte III
DÍA UNO...
Tenía una lista.
Si, como dije, TENIA UNA LISTA la cual ya me encargue de...desaparecer de mi sistema, casi en su totalidad.
Aún tengo miedos y no los pienso negarlo, pero no es un miedo que me deja paralizado por completo. Como dicen: "No sé puede salir tan rápido del...miedo que nos sujeta". No me agrada la idea de decir "Closet" al final de la frase como si el adjetivo le quedara a la perfección al término miedo y oscuridad, a no aceptarse tal cual somos.
Una idea algo tonta, pero más idiota es el que creo la frase ¿No lo creen?
Me cruzo de brazos dejando caer mi espalda contra la corteza irregular del árbol, a la espera de que el salga del auditorio del Profesor Sung, un hombre de edad avanzada, expresión dura y mirada examinadora, como si de esos ojos rasgados y oscuros él pudiera leer tu alma. Algo perturbador, al decir verdad. Pero tolerable o al menos quiero creer eso cuando el trimestre que entra me toque con él anotomía III.Enderezo mi espalda al ver salir un malon de estudiantes. Lo busco con la mirada, pero nada. Él no está. ¿Pero que estoy esperando yo también? Pasaron dos meses de esa noche en el baño de su habitación, de su tacto, de sus labios envolviéndome y haciéndome...sacudo la cabeza retirando el recuerdo, no por miedo al sentimiento, sino porque en mi despierta un deseo que me quema por dentro, y como dueño de ese ardor deseo que él lo apague, si es existe forma de apagarlo.
Lo sé, suena cursi, cliché y de novela adolecente Gay, pero es así como me siento, y me niego a callarlo. No más. Es hora de buscar la felicidad.
DÍA DOS...
De nuevo estoy aquí. Mirando con fíjese la puerta del salón. Esperándolo.
Tenía una lista de miedos.
El primero era el miedo a mi familia, temía que me odiaran al decirles que me sentía atraído por los hombres, pero, sorprendentemente mi madre lo acepto naturalmente, de mi padre solo recibí un asentimiento de cabeza y luego una carta que decía: "Si realmente eres Feliz con tu elección, yo también lo soy."
Sé que una nota no es lo mismo que decirlo, pero ese gesto fue suficiente para entenderlo y saber que ellos me quieren, a su manera, pero me quieren. Me aceptan.
La segunda era el miedo de que no me acepten y evidentemente me equivoque.
El tercer miedo era la verdad y el cuarto el qué dirán, algo que quedó en el olvido cuando dije sin tapujo en una pequeña fiesta que era Gay, para mi asombro nuevamente me aceptaron. De parte de Emma recibí como regalo por mi búsqueda de la felicidad una bincha con penes. Si, una de esas binchas modernas que sujetan dos penes muy bien hechos con un resorte largo.
La noche fue divertida y algo confusa al recibir sin un poco de discreción indirecta para tener sexo de dos de mis compañeros, y a decir verdad, fue extraño ser acorralado por Thomas, un muchacho muy guapo ingles, el cual me beso y correspondí porque estaba pasado de copas; luego fue Mario, un Italiano fogoso que se adentró sin que me dé cuanta el baño con migo y me beso con desespero, también le correspondí, pero con él las cosas se volvieron... calientes. Sacudo la cabeza al recordar lo que le dije mientras me tocaba, y no me siento muy feliz con ello. Maldita mente.
Me incorporo olvidando el mal recuerdo al ver al malon de personas salir, y entre ellos, él. Tanteo con mi mano el bolsillo trasero de mi pantalón vaquero verificando que tenga el encendedor. Como esperaba este coloca entre sus labios un cigarrillo seguramente mentolado y hace el típico movimiento de tantearse en busca del encendedor. Apresuro mi paso y hago lo que siempre quise hacer, lo que he visto en miles de películas:
—Fuego—digo anunciándome y con confianza estirando mi mano con el encendedor en ella. Observo atentamente como este se aproxima encendiendo su cigarrillo sin apartar su mirada de la mía.
—Gracias—murmura librando un poco de humo entre sus labios—. No sabía que fumabas.
—No lo hago.
Cierro los ojos al darme cuenta que la he cagado en la mentira. Esto no va a salir mal pienso. De apoco abro mis ojos dándome cuenta que este niega con la cabeza y dibuja una sonrisa torcida que me desequilibra un poco.
—Buena táctica, pero a la próxima miente bien. Nos vemos…Kevin.
—Espera, yo…
—Gracias por el fuego—dice dándome la espalda y alejándose de mí.
DIA TRES…
Observo desde mi árbol, porque ya es mi árbol, como Tobías habla con un muchacho de piel bronceada, cabello negro prolijamente cortado y corpulento. Lo contrario de mí. Soy tan pálido como un vaso de leche, y no tengo una súper musculatura, pero si un abdomen que se califica: “de muerte”. Rodeo el árbol dándole la espalda al espectáculo que no quiero ver. El siendo besado por otro. Es como sentir que todas tus esperanzas es un fino cristal que se rompe, y al estar hechos pedazos en el suelo y querer reconstruirlo este corta las manos.
— ¿Sos un acosador Kevin?
Me sobresalto al escuchar esa vos. Su vos.
—Tobías…—digo con un hilo de vos al verlo frente a mí, con un cigarrillo entre sus labios por la mitad.
—Pareces un maldito acosador esperándome aquí, te dije esa noche lo que quería, tú optaste por la elección fácil y eso a mí no me va. No soy un…
—Si me dejaras hablar te lo puedo explicar—lo corto—, merezco que me escuches.
Este asienta con la cabeza dándole la última calada a su cigarrillo para luego tirarlo al suelo y pisarlo. Le hago una seña para que mi siga y este lo hace sin preguntar. No paso de alto las miradas llenas de incógnitas mientras atravesamos el campus, y la mirada de emoción que me da Emma al verla salir de la residencia donde habito junto a su acompañante del día, notando al leerle los labios que dice algo como: “Vaselina”. Esta chica no cambia más.
—Pensé que iríamos a un café—dice subiendo detrás de mí las escaleras. No contesto, solo abro la puerta de mi habitación y entro después de él.
» ¿Tu compañero de cuarto?
—Está de viaje por motivos personales.
—Que conveniente para ti ¿Verdad?
— ¿Por qué actúas así con migo?—pregunto cansado de su indiferencia cerrando la puerta de un ligero portazo. Frunzo el ceño al verlo tomar la bincha que me regalo Emma del escritorio para mirándola con…asco.
— ¿Es verdad?—pregunta de repente. Frunzo el ceño sin entender de donde viene la pregunta y esta parece más furioso al ver que no contesto, a tal punto que sin esperármelo me arroja la bincha. — ¡¿Porque con Mario, Kevin?! ¡¿Por qué con mi ex?!
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LAS MEDIAS DE RED [+18]
Short StoryHola lectora. Si llegaste a este libro, he de ser por alguna razón: ¿Acaso fue la portada? ¿Acaso fueron las piernas? O ¿Simple la curiosidad de lo perverso y la necesidad de más? "LAS MEDIAS DE RED" es más que un título, son recopilaciones de pequ...